En Ambiente

Sin tregua

Depre986

Tus ojos extenuados hablan de los descansos pospuestos en beneficio de sueños ajenos, de una visión interrumpida por el gorjeo de un cucú electrónico que desgarra tus reposos poblados por luciérnagas y cocuyos.

Tus ojos irritados hablan en silencio de anhelos sin trasnoche, de abandonos sin días, de ausencias dolorosas, de persistentes sufrimientos; muestran los rigores de la rutina sin homenaje en el perenne ajetreo nulamente apreciado.

Mariposa de piel morena, rostro gitano transformado en bruma, te comparto una canción —que escuchas a medias— con un vano intento por tomar tu mano abandonada que retiras presurosa a la mitad de la carrera, porque alguna urgencia ajena fragmentó en miles el ensueño.

Anhelo que hoy tus ojos encuentren el descanso necesario para mañana enfrentar con visión clara los nuevos dragones o las vetustas quimeras de otros empeños y de repente soltar, aunque sea a solas, una leve sonrisa no envuelta en el paño amoratado de la pena, del agotamiento inmisericorde.

Tus ojos cansados me narran una historia que no acepto y ante la cual soy impotente, de una bonanza que no es la tuya y de un reguero de nubes sin cursar.

Tus ojos fatigados —en fuga— no miran mi cercanía por mirar hacia un horizonte que no alcanzo.

Peno por cerrar tus ojos y enjugar tu frente donde amontonados llevas un sinfín de desvelos, recorrer tus pómulos con las yemas de estos dedos temerosos y refrescar tus párpados afiebrados.

En esa inhumana realidad por ti ocultaría la luna, velaría las estrellas si con ello viera tus ojos sin cansancio.

Si te fugaras no te lo reprocharía, por más que extrañara tus ojos deseadamente perdidos en el sueño.

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