Este domingo tendremos campeón del futbol mexicano: luego de una serie de acontecimientos, eliminación de las Chivas y Cruz Azul y el broncón en el estadio Morelos, llegan a la gran final Pumas y Morelia. Ya tuvieron su primer agarròn el pasado jueves y hoy es el decisivo. Podríamos decir que los universitarios hicieron los méritos necesarios para ser campeones, pero el rival cuenta: tuvieron una campaña regular exitosa, siempre en el primer lugar de la tabla general, pero en la última jornada lo perdieron y los Tigres terminaron de superlíderes, que de nada les sirvió porque en el primer round los echó el Guadalajara. Morelia también ha hecho lo suyo, un meritorio papel con un equipo compacto, que ha sido favorecido por la Federación Mexicana de Futbol al no vetar su plaza por invasión de cancha por dos espectadores y los disturbios que se originaron a raíz del ingreso al terreno de juego por un aficionado para tratar de saludar a los jugadores. Por reglamento debió cerrarse el Morelos y jugarse la final en otro estadio, pero los federativos encabezados por Justino Compeán se la perdonaron.
Dicen que el Presidente Felipe Calderón, partidario del Morelia, quería ver el primer partido de final en su tierra y lo complacieron. Vaya usted a saber. Bueno, pero volviendo a la bronca del partido Morelia – Cruz Azul la provocó Tomás Boy, técnico de los monarcas al dirigirse a la banca de los rivales cuando el equipo de casa anotó su tercer gol. Fue lo que calentó los ánimos y se armó la trifulca. No es raro que esto ocurra con el citado Tomás Boy a quien siempre se le ha señalado que es un peligro para los rivales, los árbitros y hasta de los periodistas: es prepotente, grosero y presuntuoso. Por algo se ganó el apodo de argentinito. El presidente del club Monarcas ya lo llamó a cuentas y le recomendó que debe ser una persona màs educada y razonable. Cree en milagros. Así las cosas, este domingo será la fiesta del futbol en el repleto estadio Universitario en donde retumbarán los goya y el empuje de las porras en apoyo del equipo azul y oro. Memo Vázquez, joven tranquilo, educado, el reverso de su rijoso colega, espera coronar su gran campaña con el tìtulo. Se lo merece, aunque meses atrás, muchos dudamos de su capacidad.
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