En Ambiente

Travesía en la Cordillera de los Himalaya 30 días de expedición a Pie en los Annapurna (X)

Josué Cruz del Corral
Fotógrafo Expedicionista

Hoy es un día muy importante, porque una de nuestras importantes metas de este gran viaje está cerca. Nos hemos despertado muy temprano, la atmosfera está oscura y despejada, mientras preparamos nuestro equipo, el sol empieza a salir y en tan solo un instante los primeros rayos del sol tocan las cumbres de las montañas a nuestro alrededor. El espectáculo es hermoso, es muy buen momento para hacer muchas fotografías.

Al cabo de una hora el sol llega hasta el valle donde nos encontramos, son alrededor de las 7 de la mañana, nuestra marcha comienza atravesando unos pastizales, nuestro amigo Tenzin nos guía, estamos sobre los 3500 msnm y comenzamos a ascender, rodeados de un bosque de pinos seguimos el camino.

Hay señales pintadas en piedras lajas, que indican el camino correcto, después de caminar alrededor de una hora llegamos a una estupa blanca, aprovechamos para apreciar el lugar y disfrutar este lugar que nos acoge y tiene una muy buena vista del valle de Bragha.

A medida que avanzamos el bosque de pinos se va quedando atrás, a lo lejos nuestro amigo nos señala una manada de antílopes del Himalaya, llamados Dawar, son alrededor de 30, pastan en la laderas de la montaña. Vigilantes de la crías y de actividad diaria.

Seguimos por un par de horas más y de repente, está ahí frente a nosotros la zona de las cuevas, muchísimas banderas de oración budistas llenas de colores se ondean por el viento y nos dan la bienvenida. Nuestro guía se dirige al monje que cuida del lugar y nos presenta, el muy amablemente nos invita un té de naranja caliente, que nos da energía, después de una breve plática en nepalí entre Tenzin y el Monje al cargo, nos dan un cuarto donde estaremos los próximos días, descargadas nuestro equipo, queremos conocer las cuevas.

En el sentido correcto de ascender por la montaña, a unos 4500 msnm llegamos al fin a nuestro destino, en una pequeña cavidad rocosa hay una escultura de un hombre sentado con las piernas cruzadas, de pelo largo y con una mano al oído, frente a nosotros una representación de Milarepa en su cueva, donde a principios del milenio aquel asceta vivió y desarrolló sus capacidades espirituales. Nos ha dejado un legado de enseñanzas, estamos muy contentos, en este momento en nuestras vidas se ha cerrado un ciclo y se ha abierto otro.

Continuará…

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