En Ambiente

Un arañazo

 

ComposiciónRasco las paredes al exorcisar con voz átona, afónica, a las sombras bailantes adheridas en ellas para sentirme libre al olfatear aquellas flores de plástico con sabor a invernadero.

Me agito desde la médula hasta encontrar el reposo abrazado a las fogatas colgadas en el manto de la noche, enfrentado a la cara del conejo que oculta esa traza de sonrisa desdentada con el aliento pútrido de lo que jamás busqué.

Refresquemos el pasado, sorbamos de esta copa arenosa donde las heces son orujos de promesas evadidas.

A ratos escarbo entre los dedos y sólo encuentro polvo de huesos, carne sin aroma, nervios sin reto. Hurgo en los pliegues de los ojos donde acumulé el carbón perdido de aquella estrella cuya propiedad queda en entredicho, a la que di voz fuerte, rotunda, agorera: lágrima congelada en el temor.

Déjame corer tras la luz/guía en el laberinto del sueño, el único asidero para estar aquí, pulsar una guitarra ajena y meditar en las cuartetas deshechadas por la garganta fuera de tono de la que brota un suspiro miserable, con el aire estrujado en el estómago.

Rabio de la cama al sanitario, aullo por las vidas ofrendadas a la permanencia eterna que no veremos con estos ojos, cuya verdad los ojos ajenos no compartirán con quien les transmitió la propiedad de asombrarse de todo lo visto en los jirones de la noche o en el encandilamiento del triunfo.

Palpo las paredes para exorcisar las sombras y agito este pedazo de papel en donde la esperanza deslavó otra ilusión.

Si al menos el frío fuera hermano del calor y las luces no gritaran.

 

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