Un tipo de macroalgas marinas pardas o cafés que flotan en el océano, llamadas sargazo, crecen y se acumulan por montones en las playas del Caribe, afectan gravemente al ecosistema, provocan mal olor y descomponen el paisaje de una de las zonas más turísticas del país.
Las investigadoras Brigitta Ine van Tussenbroek y Marta García Sánchez, de la Unidad Académica Sistemas Arrecifales Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se refirieron a este problema, que podría convertirse en un desastre ecológico de grandes dimensiones si no se toman pronto medidas de mitigación.
El sargazo es un indicador de la creciente contaminación y aumenta hasta en 100 veces los daños causados directamente por la actividad humana en los mares y costas caribeñas, en donde hay asentamientos irregulares y malos tratamientos de aguas negras y grises.
“Con estas algas el aporte de nutrientes es 100 veces mayor de lo que nosotros ya estamos haciendo. Los ecosistemas sufren cambios sin precedentes y el evento es algo nuevo por su magnitud, así como un desastre natural permanente”, subrayó Tussenbroek, titular del Laboratorio de Pastos Marinos del ICMyL
Añadió que “la mitigación no es sencilla. Es urgente un plan de manejo integral que considere el conocimiento científico, el marco jurídico, la inversión económica y la participación local, así como la forma más eficiente de colectarlas sin dañar a la fauna asociada”.
Van Tussenbroek no imagina la forma de revertir el exceso de sargazo en el Caribe, porque ya está en el sistema. “El evento es nuevo. Sabemos que se quedará y no hay forma de removerlo. Tendremos afluencias masivas en las playas para siempre, pero no sabemos con qué frecuencia ni volumen”.
En opinión de la científica de origen holandés, se debe evitar que llegue a las playas en grandes cantidades, pues es lo que destroza ecosistemas, mares e industria turística, además de tener consecuencias económicas y sociales.
“Hay que evitar que llegue en esas cantidades a las playas, pero requerimos investigación para estudiar las técnicas adecuadas para tratarlo en el mar”, remarcó.
No obstante, “en mar abierto el sargazo es un ecosistema, no daña y es refugio para tortugas, el pez dorado, el volador y otro endémico conocido como pez sargazo”.
Además, aclaró, se puede aprovechar este recurso: “bien manejado puede ser un biorremediador en el océano, pues contribuiría a no regresar nutrientes al mar”.
Para abordar la llegada masiva de estas algas a las playas se requiere hacer investigación, pero no se han liberado fondos. “Se precisa coordinación, un plan, un sistema de alerta y un aviso de si se puede colectar en el mar y en qué magnitud”, explicó.
Residuos orgánicos de todo tipo se convierten en nutrientes que fertilizan al sargazo, que crece rápido y duplica su biomasa cada 18 días, lo que rebasa por mucho el equilibrio ecológico.
Estas algas llegan al Caribe mexicano provenientes de dos fuentes: el Mar de Sargazo, en el Triángulo de las Bermudas (hacia el norte). “Las hay desde que tenemos memoria, arriban de manera esporádica y en cantidades moderadas”, dijo Tussenbroek.
Y el otro es un nuevo origen, al norte del ecuador terrestre. Se acumulan frente a las costas de Brasil y de ahí entran al Caribe. “Antes no había acumulaciones en esa zona y la ciencia aún no estudia bien por qué”.
Las aguas entre África y Brasil están en una región más cálida y con mayor aporte de nitrógeno, hierro y fósforo, elementos que necesitan las plantas para crecer; entonces, el sargazo se desarrolla rápido y genera mucha más biomasa, agregó.
Comentarios Cerrados