¡Ah!, qué cosas con el Xbox One. Cuando la presentaron parecía que a Microsoft le daba pena decir que era una consola de videojuegos y sus impulsores se dedicaron a glorificar las funciones multimedia, sobre todo, haciendo énfasis en el nuevo Kineck.
También dijeron que el mentado Kinect era necesario para vivir la experiencia completa, luego que siempre no y esta semana se anunció de forma oficial que para el próximo mes se comenzará a vender el Xbox One sin Kinect y que, incluso, la potencia que se reservaba para dicho accesorio podría, en un futuro, quedar libre para mejorar el desempeño de la consola.
Y con esto, mis queridos lectores, es el fin del Kinect en el Xbox One. Así de simple, así de claro.
Porque no nos engañemos, al sacar a Kinect de la jugada, pasará algo que ya hemos visto antes: cuando un accesorio no viene de serie, casi ningún desarrollador lo va a exigir. El problema es que habría una fragmentación entre la base de usuarios que compraron la consola con Kinect y los que no, entonces, ustedes, como desarrolladores, tratarán de llegar al mayor número de consumidores, lo cual significa que es mejor no dar soporte a Kinect para que así todos puedan comprar su juego.
La primera ventaja de dejar a Kinect fuera es una reducción en el precio. Ahora costará $399 dólares, eso es bueno, porque Microsoft no tendría que hacer una revisión de la consola en sí. Aunque, ciertamente, sí me gustaría que la hicieran un poco más compacta o que se pudiera colocar de forma vertical, pero mientras eso llega, yo me alegro de que baje de precio.
Obviamente, la interface recibirá un cambio para adaptarla al uso con control. Recordemos que parte de la gracia del Kinect es poder controlar completamente la interface con gestos o comandos de voz.
Otro cambio positivo es que ya no será necesario tener suscripción Gold para usar ciertas aplicaciones, como Netflix, y es que eso sí era muy molesto, si bien no es caro pagar un año por adelantado del servicio de Xbox Live, pues tampoco era agradable que fuera obligatorio para usar servicios que, además, requerían otra suscripción.
Así que, en resumen, veo positivo que se sacrifique el Kinect y los cambios en Xbox Live. Claro, no faltarán los que se quejen de que fueron conejillos de indias, pero eso, mis queridos lectores, es lo que todos los que hemos sido “early adopters” hemos sufrido…
Y ya de rápido, también esta semana salió Borderlands 2 para PS Vita. No he podido comprarlo y por lo que he leído y preguntado, parece ser que estamos ante la típica situación: jugadores vs prensa. En muchos sitios de noticias no paran de darle bajas notas al juego, pero los jugadores aceptan lo que se ha tenido que sacrificar para que funcionara en el PS Vita, así que, una vez más, antes de tomar una decisión, por favor, tomen el tiempo de leer todas las opiniones, tanto buenas como malas y hagan un balance, y sobre todo, no se pongan en modo “hardcore-purista-gata flora”. Hay ciertos juegos que a pesar de sus defectos, no pierden el factor diversión. Tal vez, Borderlands 2 para PS Vita sea el caso, denme una semana o dos y les digo qué onda.
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