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¡A comer arroz y trigo!; carne y leche, a las nubes

/PRNewswire/.- Rabobank publicó un nuevo informe en el que analiza el efecto de la sequía en el sector agroalimentario. El reporte prevé que el principal impacto será en la industria de proteína animal y lácteos y estima que los precios internacionales de los alimentos aumentarán 15% para junio de 2013.

En dicho informe, Rabobank sostiene que el incremento de precios agrícolas provoca que el mundo regrese, una vez más, a un período de «agroinflación». Estimamos que los precios de los alimentos alcancen sus máximos históricos en 2013 y se mantengan en niveles elevados hasta el tercer trimestre de ese año.

A diferencia de la escasez de cereales básicos que se produjo en 2008, esta vez, está relacionada con granos forrajeros, lo cual conlleva a serias repercusiones en el sector pecuario, incluyendo el de lácteos.

Luke Chandler, director global de Investigación de Mercados Agrícolas de Rabobank comentó «En esta ocasión, el impacto en los consumidores más pobres será menor, ya que podrán sustituir su consumo de proteína animal por cereales básicos como arroz o trigo.

“Actualmente, el precio de estos granos es 30% menor que su máximo nivel alcanzado en 2008. Sin embargo, el nivel de precios frenará consumo y dietas con alto contenido de proteína en Asia, Medio Oriente y en África del Norte. Por otro lado, en las economías desarrolladas –especialmente en EU y Europa– donde existe una elasticidad marginal entre el precio de la carne y el maíz, el incremento en el precio de los granos tendrá un impacto durante un periodo prolongado».

Debido a los largos ciclos biológicos de la producción pecuaria y en la industria de lácteos, los efectos de la escasez de granos forrajeros se mantendrán mientras se recuperan los hatos, especialmente en bovinos.

En este sentido, esto mantendrá bastante presión en los precios de los alimentos, pero el gasto destinado a alimentos conforma una pequeña proporción del gasto total de los consumidores de países desarrollados, de manera que el período actual de agroinflación no debería conducir a un malestar social como se sintió durante la escasez producida en 2008.

Rabobank estima que el Índice de Precios de los Alimentos de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se incrementará un 15% a fines de junio de 2013. En este sentido, para que exista una destrucción de la demanda y que, al mismo tiempo, se incentive la oferta, los precios deberán mantener niveles elevados y anticipa que los precios, especialmente de granos y oleaginosas, se mantendrán elevados, al menos, durante los próximos 12 meses.

Si bien las presiones en los precios de los alimentos pueden ser mitigadas por el entorno macroeconómico (bajo crecimiento, menor precio del petróleo, menor confianza del consumidor y un dólar depreciado), las políticas de ciertos gobiernos intervencionistas podrían complicar aún más este escenario.

Por ejemplo, el almacenamiento (incluyendo el acaparamiento) y las restricciones a las exportaciones, son un ejemplo de políticas que podrían implementarse en algunos países en 2012/13, a medida que los gobiernos busquen proteger a los consumidores internos.

Una mayor intervención gubernamental generaría presiones en los precios mundiales de alimentos y materias primas. Rabobank anticipa que los esfuerzos locales para aumentar el almacenamiento interno serán contraproducentes a nivel global, donde los países con menor capacidad para afrontar precios más altos seguramente verán un mayor movimiento en la inflación de sus alimentos.

Este es un círculo vicioso donde los gobiernos se comprometen a intervenir en el almacenamiento interno y a tomar otras medidas intervencionistas con mayor anticipación que lo usual—reconociendo el riesgo y vulnerabilidad que existe a medida en que disminuye la oferta exportable internacional.

Además, advierte que las existencias mundiales de alimentos no se han reabastecido desde 2008, lo cual deja al mercado sin ninguna reserva para contrarrestar las actuales condiciones de crecimiento. Los esfuerzos que llevan a cabo los gobiernos para reabastecer las existencias seguramente generarán presión a los precios de los alimentos y retirarán suministros del mercado en un momento en el que más se necesitan.

La actual inflación de precios se produce como resultado de acontecimientos climáticos en países netamente exportadores, principalmente derivado de la gran sequía que afecta a EU (la peor desde 1936) y similar escasez de agua en Rusia y Sudamérica.

Este repunte en el precio de los cereales y oleaginosas tendrá un efecto significativo sobre otras cadenas de suministros de alimentos y agricultura, especialmente en la industria pecuaria, lo cual provocará un aumento en el precio de la carne.

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