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Latinografía en 4 ritmos

Aborda la crisis humanitaria más allá del lenguaje teatral

Ni una menos, es la frase que está movilizando a Latinoamérica en contra de los elevados índices de violencia hacia mujeres que se ejercen sin encontrar límites. El mismo objetivo lo comparte la puesta en escena Latinografía en 4 ritmos, una obra que narra experiencias en donde la vulnerabilidad humana queda expuesta ante escenarios de violencia que pueden ser padecidos por cualquier persona en este punto de la existencia.

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Las cifras en sí mismas son tenebrosas, negras. Una pincelada de la realidad se plasma en datos que no alcanzan a cuantificar la magnitud del conflicto: de los 25 países del mundo con las tasas más altas de feminicidio, 14 son de América Latina y el Caribe; cada 3 horas una mujer es asesinada en México; desde 2013 han sido asesinadas 6 mil 488 mujeres, en el  Estado de México han ocurrido mil 045 de estos casos.

Cada número representado por los datos estadísticos tiene un nombre que quizás nunca sabremos, y un contexto del cual jamás nos enteraremos, pero de los cuales podemos obtener un fragmento a través de 5 rostros, 5 luces y 5 voces provenientes de las protagonistas que transmiten algunas de las sensaciones que se pueden llegar a experimentar en los casos donde la violencia encuentra su cauce de salida.

Marisol Naranjo, Silvia Gutiérrez, Alinne Zamora, Verónica González y Julieta Valentino, toman el escenario para personificar casos en Nicaragua, Colombia, México y Costa Rica en donde la oportunidad de existir fue privada deliberadamente por la voluntad de otra persona. Guerrillas y dictaduras en nuestra América Latina, tráfico de órganos, trata de personas, violaciones, narcotráfico, tantas razones que nunca serán suficientes ante el ¿Por qué?

La obra se turna en un espacio no sólo para hablar de los feminicidios como el caso de las 4 hijas de Blanca Nieves Meneses en Colombia, sino de todas las víctimas de violencia. En este país, que hace apenas un mes firmó los acuerdos de paz, 52 % de las víctimas fatales por el conflicto armado son mujeres, mientras que el 48 % lo representan los hombres.

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Después de crear atmósferas sofocantes y de inducir a la audiencia a la reflexión con una narrativa envolvente, el diálogo surge: Natalia Fonseca Marenco, originaria de Costa Rica y directora de la obra, relata cómo fue su proceso para llevarla a cabo en México. Creada en 2012 en su país de origen, la adaptación mexicana se logró con un trabajo de investigación y de puesta en escena en conjunto con las actrices.

Explica que el mensaje de la obra evita caer en la victimización de las protagonistas de estas historias, y busca hablar de ellas como un ejemplo de lucha y valor ante la vida. Después de la catarsis, el diálogo se extiende hacia la audiencia. La pregunta es lanzada abiertamente ¿cómo se puede pasar de la reflexión a la acción?

Una obra propositiva, que sale más allá del escenario, que inquieta y genera un espacio justo y oportuno para replantear los pasos que se toman entre la distancia de aquello que nos separa, a ti, a mí, a nuestra familia, vecinos, a la gente que nos  rodea, de formar parte de una estadística.

Latinografía en 4 ritmos se presentará en su última función el domingo 30 de octubre en el Foro Contigo América ubicado en la calle Arizona 156 de la colonia Nápoles; el donativo es sugerido.

Para más información puedes visitar la página de Facebook Latinografía en 4 ritmos.

Por Ana Herrera

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