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Apoya México precio al carbono

Yolanda Gutiérrez /
Juan Carlos Machorro

La contaminación emitida por la utilización de hidrocarburos en el mundo, cada vez nos pone en peligro. El clima muestra su drástica cara al humano, quien no ha querido poner un alto.

En México, pionero en la conformación de políticas públicas a favor del Medio Ambiente, en 2013, el Congreso aprobó el impuesto al carbono para combustibles fósiles, un antecedente para muchos país es como Estados Unidos, China o India, que se empeñan en seguir acabando con nuestro Planeta.

El Presidente Peña Nieto se sumó a la alianza sin precedentes en la que líderes mundiales invitan a países y empresas de todo el mundo a fijar un precio al bióxido de carbono, ya que para estabilizar la temperatura del Planeta, México está convencido de que deben reducirse las emisiones de bióxido de carbono.

Esta iniciativa, conocida como Panel sobre Precio al Carbono, fue propuesta por el presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, y por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, para desarrollar acciones hacia el establecimiento de un precio efectivo al carbono.

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Peña Nieto manifestó en un video durante el marco del Panel de Liderazgo sobre Precio al Carbono, emitido por el BM, desde Washington, D.C. que «el Gobierno de México apoya que haya un precio al carbono, porque es una manera efectiva de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (Geis). Un precio al carbono desalienta el consumo de los combustibles más contaminantes y promueve el desarrollo de tecnologías más limpias», dijo.

«Congruente con una sólida política nacional de combate al Cambio Climático (CC), fue el primer país en desarrollo que presentó a la ONU su Contribución Prevista y Determinada Nacionalmente (Indc), con compromisos concretos para reducir el consumo de carbono.

Destacó que “el establecimiento de un precio justo y real fomentará el consumo de energéticos más limpios y mayor eficiencia energética en toda nuestra economía”, y precisó que “al detonar oportunidades de negocio en tecnologías limpias, se crean nuevos mercados que alientan la participación del sector privado en el combate al cambio CC”.

Reconoció la responsabilidad que tiene México a nivel mundial, por lo cual fue el primer país en desarrollo en establecer una Ley General de CC y cuenta con una política y un marco institucional sólido para su implementación.

Con respecto al precio al carbono, México diseñó y aplica un impuesto al carbono de los combustibles fósiles y, actualmente, desarrolla un precio al bióxido de carbono.

“Ello permite promover el uso de combustibles más limpios y la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables”, expuso, y subrayó que “derivado de la Reforma Energética, creamos instrumentos como los Certificados de Energías Limpias que, de manera indirecta, incentivarán un desarrollo bajo en emisiones”, puntualizó.

Al anunciar la conformación de este panel, Yong Kim dijo: “nunca antes ha habido un movimiento mundial para fijar un precio al carbono con este nivel y grado de armonía.

Esto marca un punto de inflexión en el debate sobre sistemas económicos necesarios para el crecimiento bajo en carbono a la puesta en práctica de políticas y mecanismos que fijan precios para generar empleos, crecimiento limpio y prosperidad”.

Los líderes del panel citado proporcionan incentivos económicos para la transformación hacia una economía más amigable con el ambiente, tal como se refleja en muchos planes nacionales, presentados por los gobiernos, previo a la 21 Conferencia de las Partes en París. Una política pública sólida da al sector privado certeza y previsibilidad para realizar las inversiones necesarias a largo plazo para enfrentar el CC.

De acuerdo con datos del BM, en todo el mundo cerca de 40 países y 23 ciudades, estados y regiones han implementado o están poniendo un precio al carbono con programas y mecanismos que cubren aproximadamente 12 por ciento de las emisiones globales de Geis.

El número de esquemas de precios al carbono, implementados o programados, casi se ha duplicado desde 2012, alcanzando un valor total de mercado de alrededor de 50 mil millones de dólares.

Lagarde estimó que es el momento adecuado para introducir un impuesto al carbono para poder financiar la lucha contra el calentamiento global sin afectar otros recursos de los Estados.

Dijo que «es el momento adecuado para introducir un impuesto sobre el carbono», expresión que da a conocer a sólo dos meses para la Conferencia de París sobre el clima. Según Lagarde, este aporte permitiría a los ministros de Finanzas del mundo reconstruir los «colchones de seguridad» presupuestarios que se vieron severamente afectados por la reciente desaceleración económica mundial.

La alta funcionaria se mostró partidaria de un impuesto en lugar del mercado de emisiones de carbono que existe en Europa, donde las empresas intercambian cuotas de emisiones de CO2 a través de medios financieros.

«Sé que mucha gente preferiría el sistema de intercambio de cuotas de emisiones, pero creemos que el impuesto sobre el carbono sería mucho mejor».

El impuesto podría servir como contribución al fondo de 100,000 millones de dólares anuales que la comunidad internacional se ha comprometido a establecer en 2020 para frenar el calentamiento global. Unos 61,000 millones de dólares se han aportado hasta el momento.

Beneficios de la venta de carbono
San Juan Metaltepec, Oaxaca.- Pronatura México, en colaboración con la Integradora de Comunidades Indígenas y Campesinas del Estado de Oaxaca (Icico), a través de su proyecto Carbono Indígena (Carboin), realizaron en noviembre de 2014 la entrega de recursos correspondientes a la neutralización de Chinoin, Vive Latino, Casco, Green Solutions y 20 compradores más, en la comunidad mixe de esta población estatal.

Con la aportación de más de 2 millones de pesos de las empresas participantes, se logró capturar 17 mil 752 toneladas de bióxido de carbono. En la entrega de cheques a las comunidades que integran el Proyecto Carbono Indígena participaron Andrés Sánchez Luna, representante de Chinoin, Victor Mahbub, de Ciima, y Javier González, coordinador del Programa Neutralízate, de Pronatura México.

En mayo de 2008, Pronatura lanzó un esquema del Mercado Voluntario de Carbono Forestal, donde empresas, entidades gubernamentales, promotores de eventos e individuos apoyan a comunidades indígenas a través de la adquisición de Certificados de Captura de Carbono. Desde entonces, el programa ha creado un incentivo para que comunidades que se encuentran en extrema pobreza, logren conservar y proteger los ecosistemas que habitan, los cuales proporcionan importantes servicios ambientales como la recarga de acuíferos, reducción de la erosión del suelo y conservación de la biodiversidad de la zona, entre otros.

El proyecto de Captura de Carbono está conformado por la participación de diez comunidades indígenas, ubicadas en zonas de alta diversidad biológica, coordinados por la Icico. Los beneficiarios del proyecto son los dueños de los predios forestales que protegen, conservan y manejan de forma sustentable.

Los bonos de carbono son un documento que avala la captura de Gases de Efecto Invernadero (Geis), equivalentes a la captura de una tonelada en terrenos forestales bien tratados, cuyo trabajo ha sido validado y verificado a través de un proceso reconocido nacional e internacional, que, de otra manera, hubiera permanecido libre en la atmósfera.

Funcionamiento de los impuestos al carbono
El impuesto al carbono es una de las dos formas para reducir emisiones; la otra, son los bonos por emisiones de carbono. El comercio de emisiones da incentivos económicos para reducir las emisiones y es más popular entre políticos. Para economistas y consumidores este impuesto es la mejor opción por su simplicidad e imparcialidad.

Es una forma gravar la contaminación. Aplica una tarifa a la producción, distribución y uso de combustibles fósiles basada en la cantidad de carbono emitido por cierta combustión. El gobierno fija un precio por tonelada de carbono que después se traduce en impuestos a la electricidad, gas natural y petróleo.

Este impuesto encarece el precio del uso de combustibles fósiles, incentiva a individuos y empresas a disminuirlo y a aumentar su eficiencia energética.

También logra que las fuentes de energía alternativa se vuelvan más competitivas en relación a los combustibles fósiles, generalmente más económicos, como el carbón mineral y gas natural, entre otros.

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