Hace algunas semanas, en la sección de opinión del periódico Reforma, se publicó una nota de Sergio Sarmiento, periodista de reconocida capacidad, filósofo según sé, de cuya buena fe no tengo por qué dudar. Cuestionaba las hipótesis sobre Cambio Climático, calentamiento global. Decía que debemos atenernos a pruebas científicas para sustentar las teorías relativas. Opinaba, palabras más palabras menos, que no puede llevarse adelante una política que prescinda de la utilización de combustibles tradicionales cuando del crecimiento económico depende superar condiciones de pobreza. Cito de memoria, la cuestión, lo recuerdo, me causó profundas reflexiones.
Vino a mi memoria el recuerdo, hace cinco años, un grupo de jóvenes larouchistas irrumpió en un foro, en el PRI, sobre Cambio Climático. Sustentaban una posición similar. Lyndon LaRouche, es un político norteamericano frecuente candidato a la presidencia de su país acusado, entre otras cosas, de ser antisemita: ha pronosticado el fin del sistema financiero mundial; propone impulsar la utilización de la energía nuclear; se manifiesta en contra de las teorías del calentamiento global. El foro referido fue presidido por don Guillermo Cosío Vidaurri, político de reconocida calidad, y Adrián Arredondo, biólogo de indiscutida capacidad profesional.
La realidad, terca realidad: hay cambios notables, perceptibles, sufridos en diversas partes del mundo. En México. Demuestran la existencia de fenómenos atribuibles a ellos: severidad de sequías que hemos padecido, destructivas inundaciones ocurridas donde antes no habían sucedido, golpe de tormentas tropicales y de huracanes con trágicos resultados, cada vez más frecuentes. Ayer en Guerrero, Ingrid y Manuel; antes en Veracruz, Karl; hoy en Baja California, Odile. Diría el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdés, Malova, en foro convocado por la SAGARPA: ¿quieren pruebas del calentamiento global? Vayan a mi estado.
No es necesario ir a Sinaloa para contemplar la situación crítica de la agricultura debida al fenómeno; a Durango, a Chihuahua, a Coahuila, para ver las pérdidas en el sector ganadero; a Guerrero, a Baja California, a Veracruz, a Quintana Roo, a Campeche, para conocer los efectos de tormentas tropicales y huracanes. ¿No nos percatamos en esta ciudad de México que la temporada de lluvias está alterada? Comienza antes de junio y sigue lloviendo casi terminado septiembre. En verano hay días fríos, en otoño algún día el calor es veraniego.
Por ello, la importancia de la celebración de la Cumbre sobre el Clima convocada por la ONU con participación de jefes de estado, empresarios, ambientalistas, que, suelen hacerlo, suscriben compromisos de participación en favor de políticas de corte ambientalista. Ah, faltaron India y China.
México, en voz del Presidente Enrique Peña Nieto, reiteró su disposición a continuar políticas amigables con el Medio Ambiente. Las reformas, el Plan Nacional de Desarrollo, los programas sectoriales, en proceso, llevan esa orientación. Destacable el compromiso que sustenta el Programa Especial para el Aprovechamiento de Energías Renovables.
La propuesta ambientalista de Enrique Peña Nieto es consistente. Se manifiesta en su toma de posesión y se sostiene en el transcurso de su gestión. Cabe decirlo: entre otros valores, México atiende con responsabilidad a reque-rimientos de sustentabilidad en el mundo global en el que estamos insertos.
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