La localización de un observatorio astronómico vinculado con el culto solar en el sitio arqueológico Cerro de Coamiles, le hizo ser uno de los centros rectores de la cultura Aztatlán (850/900-1350 d.C.) ubicado en la costa central de Nayarit, en el noroccidente de México, por las costas del océano pacífico, dicho sitio ha permitido definir la importancia que tuvo para los antiguos habitantes del septentrión costero mesoamericano el registro de los equinoccios, que marcaba el inicio del ciclo ritual agrícola de carácter propiciatorio.
Al respecto, el arqueólogo Mauricio Garduño Ambriz, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que dicho observatorio forma parte de un complejo arquitectónico de uso ritual que se construyó en función del registro del paso cenital del sol por el lugar en los equinoccios, lo que representa un significativo avance en cuanto a la comprensión de la connotación simbólica de la arquitectura ceremonial Aztatlán vinculada con el calendario solar y el ciclo ritual anual.
El especialista comentó que la investigación en el Cerro de Coamiles, que comenzó en 2005 y continúa hasta la fecha, se ha concentrado en las plataformas superiores ubicadas sobre la ladera suroeste del cerro. “Se trata de un sistema escalonado de terraplenes de grandes dimensiones donde se encuentran los principales conjuntos arquitectónicos de carácter ceremonial”.
Los sondeos realizados en la Plataforma 5 o Acrópolis Norte, el conjunto arquitectónico ubicado a mayor altura (75 metros) sobre la planicie aluvial adyacente y donde se localiza el observatorio referido, sugieren que este emplazamiento fue edificado en el transcurso del Postclásico Temprano (fase Cerritos (900-1100 d.C.) y que permaneció en uso por lo menos hasta mediados del siglo XIV.
Garduño apuntó que los antiguos habitantes modificaron culturalmente la cima del cerro, recortando los afloramientos naturales para formar un bloque vertical a manera de estela que funcionó como marcador solar de uso calendárico. “El disco solar aparece exactamente en ese punto, teniendo como punto de observación el montículo principal de la Acrópolis Norte, siguiendo una línea visual de poniente a oriente.
Es decir, en el caso de la Acrópolis Norte de Coamiles la planificación arquitectónica se diseñó en función de la observación y registro de la aparición del disco solar por el horizonte oriental en los equinoccios, lo que sacralizaba el lugar desde una perspectiva espacio-temporal”.
La importancia simbólica que el registro de los equinoccios representó para las sociedades asentadas en la zona nuclear costera Aztatlán también se ve confirmada por la frecuente representación, en esculturas cerámicas y en escenas pintadas en vasijas de uso ritual, de Xipe-Tótec, dios solar vinculado precisamente al equinoccio de primavera.
Además, el arqueólogo precisó que dentro de la tradición religiosa mesoamericana las montañas o pirámides escalonadas eran conceptualizadas como templos solares, en alegoría a los pasos o escalones por los que ascendía y descendía el sol en su tránsito diurno por la bóveda celeste. A este respecto refirió que, como lo han demostrado los etnólogos, el simbolismo de la escalera del sol y de los templos escalonados asociados se mantiene plenamente vigente dentro de la religión y prácticas rituales de los grupos indígenas contemporáneos del Gran Nayar.
“Para la densa población que se extendía por todas las tierras bajas inundables hacia el poniente, hasta la línea de costa, Coamiles debió representar un arquetipo mítico dentro del paisaje simbólico regional, un Coatépetl donde periódicamente se celebraba el renacimiento y ascenso del sol por el Oriente”, expresó el especialista.
Añadió que también se han realizado excavaciones en la Plataforma 4, una extensa plaza de uso ceremonial cuya nivelación artificial alcanza los 150 metros de largo, donde se encontraron cuatro muros paralelos de contención con una altura de casi tres metros desde su base hasta su coronamiento, correspondientes a cuatro etapas constructivas. A este respecto detalló que estas ampliaciones corresponden con el apogeo constructivo del sitio, que tuvo lugar durante el Postclásico.
“Al parecer, el apogeo constructivo en Coamiles coincide con el reordenamiento territorial panregional que tuvo lugar durante el Postclásico Temprano y Medio (900-1350 d.C.), tanto entre las principales capitales costeras del Pacífico noroccidental -Ixtapa, Amapa, Las Animas, Chacalilla, San Felipe Aztatán y La Guásima- como en asentamientos rectores ubicados en los valles intermontanos y las cuencas lacustres de Nayarit y Jalisco (Ixtlán del Río, La Peña), e inclusive en importantes centros rectores localizados en los valles y mesetas del interior, como el Cerro del Teúl, en el estado de Zacatecas”, aseguró el arqueólogo.
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