En año y medio, se han presentado 242 explosiones e incendios de mufas (registros de las conexiones de energía eléctrica) en el centro de la Ciudad de México. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) afirma que se trata de sabotajes, realizados, presuntamente, por extrabajadores de la Luz y Fuerza del Centro (LyFC), quienes, a su vez, acusan a la CFE de inepta y corrupta.
Esa cifra es alarmante, toda vez que en 2008 se registraron 52 explosiones e incendios en mufas y, al año siguiente, 34. En esos dos años, suman 86, lo que representa una gran diferencia con las 242 que se dieron entre 2010 y hasta mediados de julio pasado.
Hasta la fecha, la CFE no ha acreditado el dicho de que se trata de sabotajes, pero lo que sí es cierto es que la paraestatal está sumida en un estado de grave corrupción y es altamente contaminante.
Informes externos y oficiales hablan de una extensa red de componendas entre funcionarios de la CFE y empresas que prestan sus servicios a la paraestatal.
El caso más conocido, hasta la fecha, es el referente a las empresas suiza ABB Ltd. y la estadounidense Lindsey Manufactiring Co. que sobornaron a funcionarios de la CFE para el otorgamiento de contratos.
La cloaca se destapó cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer el encausamiento de los empresarios John Joseph O’Shea y Fernando Maya Basurto, estadounidense y mexicano, respectivamente, acusados de encabezar una red de corrupción en la paraestatal.
Se les acusó en la Corte Federal de Texas de conspiración para sobornar a funcionarios de la CFE, falsificación de documentos y lavado de dinero procedente de la firma de los contratos “amarrados” con el sector eléctrico mexicano, entre otros cargos criminales.
De acuerdo con documentos presentados en la Corte, uno de los contratos dejó a ABB ganancias por 44 millones de dólares y otro más, 37 millones de dólares. Por este último, los funcionarios de CFE recibieron 3.5 millones de dólares y 2 millones de dólares de soborno.
Entre esos funcionarios corruptos se encuentran Néstor Moreno Díaz, Jorge Herández, Carlos Rovira Baker y Gustavo Santiago Torres. En el caso del primero, se sabe que parte del dinero lo utilizó en Estados Unidos para pagar 30 mil dólares de colegiatura de uno de sus hijos; después le quitaron auto de lujo y yate.
Las transas entre los funcionarios desleales de CFE y las empresas citadas comenzaron en 1997 y se intensificaron a partir de 2003. Cuando funcionarios de ABB se dieron cuenta en 2005, alertaron a los gobiernos de Estados Unidos y México, así como a la propia CFE.
En Estados Unidos se actuó; en México, no. Es más en México, Moreno Díaz fue premiado en varias ocasiones. Fue hasta 2010 cuando la CFE levantó una demanda por cohecho contra la ABB y quienes resultaran responsables.
CÁMARA DE DIPUTADOS INVESTIGA
El Grupo de Trabajo que se creó en la Cámara de Diputados para investigar el iceberg de corrupción en la CFE, conocido gracias a información que llegó de Estados Unidos, no les interesa hablar del asunto porque unos se encuentran muy ocupados y otros brillan por su ausencia.
Buscamos al diputado priísta César Augusto Santiago Ramírez, encargado del grupo, para entrevistarlo sobre el particular. No se pudo porque es de humo. Nos remitieron con el secretario técnico del grupo. Sin embargo, nos mandó decir que no podría hablar con nosotros porque estaba muy ocupado, desde la mañana hasta la noche. Así que al otro día se hizo otra intentona de verlo, pero tampoco se pudo porque no estaba; se nos dijo que tuvo que irse a una reunión con senadores.
Así que buscamos a la diputada Leticia Robles Colín para que nos hablara del caso. Tampoco la encontramos. Su secretaria particular, Ingrid Miranda, nos dijo que su jefa no estaba viendo nada sobre la corrupción en la CFE, porque se aboca a la revisión y solución de cobros excesivos a usuarios.
Entonces, decidimos buscar a otro miembro de ese Grupo de Trabajo especial, la perredista Laura Itzel Castillo Juárez, quien definitivamente no podría fallarnos, pero no había nadie en sus oficinas. Así de simple y llano.
Pésimo servicio; excesivos cobros
La ciudadanía está harta del pésimo servicio, toda vez que en algunas zonas de la capital mexicana se corta el servicio y pasan hasta 10 días o más sin que se presente un trabajador de la CFE. De acuerdo con el secretario de Protección Civil del DF, Elías Miguel Moreno Brizuela, todo lo relacionado a los sabotajes son meros rumores, toda vez que la Procuraduría General de Justicia local y la de la República han investigado y no han encontrado ningún indicio. Lo que deben hacer en la CFE es sustituir 81 transformadores sumergibles, 291 kilómetros de ductos para el cableado de media tensión y 72 kilómetros de baja tensión, además de habilitar 9 mil acometidas para dar servicio a unas 28 mil personas y evitar la grave contaminación que genera.
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