Un legislador, legisladora, sube a la tribuna, demanda, sugiere, suspender el programa de comunicación social del gobierno federal. Transferir los recursos destinados a éste para dedicarlos a la atención de población damnificada por los meteoros, Ingrid y Manuel. El programa de comunicación social está contemplado en el presupuesto de egresos de la federación. Su objetivo es informar sobre los planes y programas, las actividades y acciones a cargo del gobierno federal
Hábil la propuesta del legislador, legisladora, en cuestión. Consigue desactivar procedimientos de comunicación gubernamental en circunstancias críticas, así fuera de manera temporal. Ocurre cuando la economía acusa un proceso de desaceleración que afecta a la mayoría de los sectores productivos, cuestión que demanda explicaciones. En momentos en que el Presidente Enrique Peña Nieto lleva adelante iniciativas de reformas que encuentran resistencias que deben superarse, o mitigarse por lo menos, con información convincente y suficiente. Cuando el gobierno de la república acude a foros para lograr una participación responsable de México en el ámbito internacional. En el tiempo en que debe acudirse con eficiencia y eficacia, en un marco de unidad nacional, en auxilio de comunidades dañadas por catástrofes naturales; los trabajos de reconstrucción deberán cumplirse mediante procedimientos que requieren de explicación convincente.
En todo ello es necesario aplicar con eficiencia los procedimientos de comunicación social. Se trata de una facultad pertinente, indeclinable, del gobierno. Más ante el despliegue de inserciones en medios impresos, y en electrónicos también, en los cuales personas, grupos, sectores afectados, fijan posiciones contrarias a las reformas en proceso y a las ya promulgadas, cumplido el proceso parlamentario.
El sector empresarial está muy activo en ese sentido, en ocasiones va acompañado por manifiestos de organizaciones civiles, de agrupaciones campesinas, de organizaciones gremiales. No aparece la respuesta como lo ameritarían los muchos cuestionamientos que se hacen, lo mismo sobre la reforma educativa, que sobre la hacendaria o energética, y cuantas les sigan.
En manejo de información, el gobierno federal se acoge a lo convenido en el Pacto por México. Pero no llega con suficiencia y oportunidad a todos cuantos se debiera, en lo general y lo específico. Menos cuando entre los mismos signantes de repente aparecen grietas que amenazan su vigencia. O en ocasión en que al interior de los partidos que representan, surgen desacuerdos que ponen a prueba a sus dirigencias mismas. El caso extremo es el de la representación de las izquierdas, si hubiera una que las incluyera a todas. Hay una quinta columna a la vista en la cual activistas y dirigentes, de distintos rangos, cumplen roles protagónicos a conveniencia. Su estrategia de confrontación les ha funcionado. En ella la descalificación de las instituciones ocurre sistemáticamente. Son necesarias las respuestas.
Ante semejante escenario la declinación a la facultad de comunicar resulta del todo inconveniente. En información, como en otros de los componentes de la acción política, los vacíos no existen. Si no la hay, institucional, será cubierta por los interesados en que el rumbo del régimen tome la dirección que a sus intereses conviene.
Comentarios Cerrados