El bicentenario del inicio del Movimiento de Insurgencia en México encabezado por D. Miguel Hidalgo y Costilla es ocasión para poner de relieve –como un acto justiciero-, que en los 3 movimientos básicos que conforman al México de hoy, la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, el periodismo ha sido y es, testigo, actor y memoria de dicha trilogía clave en nuestros destinos nacionales.
Tal como lo expresara Ryszard Kapuscinski -fallecido a principios de 2008, en su natal Polonia, considerado “el mejor periodista del Siglo XX”, “la memoria es fuerza inagotable” y en el tema que nos ocupa, esta nace del testimonio basado en la verdad de los hechos que transmite la tarea periodística de informar y formar opinión en base a ella. Por eso el periodismo es base fundamental de la existencia y libertad de los pueblos.
Puede decirse a su vez, que el sentido nacionalista del periodismo mexicano, ligado a las causas fundamentales de México, fue modelado en primer término por el movimiento insurgentes de D. Miguel Hidalgo y Costilla, quien fundó el “Despertador Americano”, publicación que vio la luz primera el 20 de noviembre de 1810, en Guadalajara, bajo la dirección de Francisco Severo Maldonado.
La memoria del México en lucha por su independencia nacional, nació al calor de los esfuerzos de aquellos próceres, como Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Jiménez, Matamoros, los Galeana, los Bravo, etc., etc., que con sus acciones y su pensamiento nutrieron el material de los primeros periódicos nacidos en la lucha independentista.
No fue el periodismo de los años de la Insurgencia como el de ahora. Entonces actuó en un gran porcentaje, como transmisor del pensamiento, de las ideas y de los anhelos de los paladines de las luchas por las libertades de México. En “El Despertador Americano” quedaron plasmadas, para siempre, las ideas de D. Miguel Hidalgo y Costilla que le llevaron a decretar la abolición de la esclavitud en México.
Al lado del fervor patrio, abundaron los periódicos encauzados a lograr la libertad de México.
Ente las publicaciones de esa época inicial de la Insurgencia hicieron acto de presencia el “Semanario Político”, del célebre intelectual D. Andrés Quintana Roo; “El Ilustrador Nacional”, de José María Coss; “El Ilustrador Americano”, con la participación de Quintana Roo e Ignacio López Rayón, el “Semanario Patriótico Americano”, “El despertador de Michoacán”; la “Gaceta del Gobierno Americano en el Departamento del Norte, de Coss y Liceaga. Sin faltar, desde luego, “El Pensado Mexicano, de Joaquín Fernández de Lizardi. “El Gallo Pitagórico”, etc., etc
“Los Sentimientos de la Nación” y tantos documentos básicos de la Insurgencia que han llegado a nuestro conocimiento en nuestros días, pasaron por las páginas del periodismo de aquellos años, en que las ideas rebasaban en número a las cuestiones de tipo informativo. Tiempos de heroicidad en los cuales, para imprimir los periódicos, era necesario que los luchadores por las libertades de México, se las ingeniaran para transportar en diligencias, o a lomo de mula, las imprentas para hacer realidad la palabra empresa.
Las autoridades virreynales pretendieron acallar la voz del periodismo en la época de la Insurgencia y desataron una persecución en contra de los periodistas de vanguardia, entre ellos, Joaquín Fernández de Lizardi, fundador de “El Pensador Mexicano” y autor de “El Periquillo Sarniento”.
Como odas las luchas que se emprenden por los sátrapas contra el Derecho a la Información y la Libertad de Expresión, el virrey en turno fracasó. Es más, se incrementó el número de periódicos, en cuyas páginas mantuvieron vivo el ideal de Independencia Nacional, en épocas en que la lucha languidecía en los campos de batalla.
“La memoria es fuerza inagotable” , tal como lo dice Kapuscinski y el periodismo mexicano de aquellos años dio su mayor contribución a la causa Insurgente, al consignar en sus páginas lo que hoy configura gran parte de nuestra historia nacional.
(Continuará)
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