El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) informó que promueve el impostergable reconocimiento al trabajo doméstico y a su contribución en la economía del país, así como impulsar políticas públicas para proteger los derechos laborales y humanos de las trabajadoras del hogar.
El trabajo doméstico remunerado es el conjunto de actividades que realiza una o varias personas para el desarrollo adecuado de un hogar, a cambio de una remuneración por ello. Este concepto no considera el trabajo que se realiza en casa por parte de las y los integrantes de la familia, mismo que generalmente no cuenta con remuneración.
Debido a su naturaleza, el trabajo doméstico remunerado es poco visible, ya que se desarrolla en el ámbito privado, por lo que las y los trabajadores del hogar están más propensos a sufrir algún tipo de violación a sus derechos laborales y humanos, tales como la falta de privacidad, no tener un contrato u horario definido o no contar con las prestaciones económicas y sociales que se tienen en otras ocupaciones.
La dependencia destacó que la informalidad y la falta de valorización y regulación del trabajo doméstico remunerado han generado una serie de problemáticas para quienes se desempeñan en esa ocupación, tales como bajos salarios, ausencia de seguridad social, falta de capacitación, discriminación e incluso violencia, entre otras.
En México, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del segundo trimestre de 2013, del total de la población que se encontraba ocupada en el país, el 4.5 por ciento eran trabajadoras y trabajadores domésticos. Este grupo representó el 10.5 por ciento de las mujeres ocupadas y 0.7 por ciento de los hombres ocupados.
Asimismo, es un trabajo que desempeñan principalmente las mujeres, ya que nueve de cada diez personas empleadas como trabajadores domésticos son mujeres, en su mayoría indígenas, provenientes de zonas rurales o en situación de pobreza.
En cuanto a la formalidad en el empleo y las jornadas laborales, la ENOE 2013 señala que el 99.3 por ciento de las mujeres y 91.7 por ciento de los hombres trabaja sin contrato escrito y el 33.6 por ciento de ellas y 36.7 por ciento de ellos trabajó entre 35 y 48 horas semanales, resaltando que el 10.9 por ciento de las mujeres y el 35.7 por ciento de los hombres lo realizó por más de 48 horas en ese mismo periodo.
De igual forma, la discriminación salarial se presenta en esta ocupación: según esa misma encuesta, el 34 por ciento de las trabajadoras del hogar y 15 por ciento de los trabajadores ganaban un salario mínimo y sólo el cuatro por ciento de ellas ganaron más de tres salarios mínimos, en comparación con sus compañeros hombres que representaron el 19 por ciento con ese mismo ingreso.
Debido a que el 32 por ciento de las mujeres trabajadoras del hogar tienen entre uno y dos hijos/as y el 38 por ciento es madre de entre tres y cinco hijo/as, el acceso a la seguridad social representa uno de los principales retos. Sin embargo, el 76 por ciento de las trabajadoras domésticas y el 58 por ciento de los trabajadores no contaban con prestaciones sociales en 2013.
Se destaca que del total de las y los trabajadores del hogar, 166 mil 986 (7.4%) residen en las viviendas donde trabajan, es decir realizan trabajo doméstico de planta.
El trabajo doméstico, remunerado o no remunerado, ha sido desvalorizado por ser una actividad que realizan generalmente las mujeres en los hogares, como el cuidado de personas, la preparación de los alimentos, el lavado y planchado de la ropa y, en general, la limpieza del hogar. Actividades que no son reconocidas socialmente como trabajo.
Con la intención de colocar en la agenda pública la situación de desventaja que viven las mujeres y los hombres que se desempeñan como trabajadores del hogar, el 30 de marzo de 1988 se llevó a cabo el primer Congreso Latinoamericano de Trabajadoras del Hogar, en Bogotá, Colombia, por el cual se instituyó dicha fecha para conmemorar el “Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar”.
En tanto, la Conferencia Internacional del Trabajo, en junio de 2011, adoptó la creación del Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores del Hogar, el cual reconoce el trabajo doméstico y los derechos de quienes lo efectúan.
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