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Fiestas patrias, ocasión para reafirmar nuestro nacionalismo que tanta falta nos hace

Con motivo de las fiestas patrias, el nacionalismo mexicano tiene ocasión de reverdecer sus viejos laureles, en los momentos de crisis en que sufrimos, debido precisamente a que tal parece han olvidado quienes tienen en sus manos los mandos del país, que lo primero para los mexicanos debe ser México, después México y siempre México.
El ambiente se viste con los colores verde, blanco y rojo, y de momento, el patriotismo vive momentos de fe y esperanza en nuestro país y en su futuro. Es bueno que esto ocurra, porque desde hace cuatro décadas, tal parece también que la tarea en que se han empeñado los neoliberales con mando, consiste en hacer pedazos a la nación mexicana y entregar lo valioso a intereses extraños.
Pasado mañana iniciaremos los festejos por el “Grito de Dolores”, dado por el cura D. Miguel Hidalgo y Costilla, la madrugada del 16 de septiembre de 1910 y aquella voz que llamó al pueblo a luchar por su soberanía, debe ser un recordatorio, una llamada de atención par que los mexicanos de hoy recuperemos la fe en nosotros mismos.
La fe en México jamás debemos perderla los mexicanos, pese a que está de moda favorecer todo lo extranjero, aunado al propósito – según se advierte -, de reducir a los mexicanos a simples siervos de quienes son llamados de otras latitudes, para que vengan con sus capitales a nuestro país, rodeados de todas las ventajas, a convertirnos en sus siervos, a cambio del pago de míseros salarios.
A sólo 48 horas de que empiece la celebración del inicio de la Insurgencia de México, debemos recobrar la confianza en nosotros mismos, porque sólo con nuestras propias fuerzas podremos salir adelante. Es falso afirmar que inexorablemente necesitamos del capital extranjero para superar la postración en que nos encontramos. El capital no genera necesariamente trabajo. En el caso de México, inversiones y préstamos del extranjero sirven para enriquecer impunemente a neoliberales con mando.
Comprobado está, a través de la historia de los pueblos de la Tierra, que el trabajo redime y dignifica al ser humano, a la vez que crea fuentes de ingresos y genera capitales que luego sirven para que los seres humanos, los pueblos y las naciones progresen en la misma proporción que se practica el esfuerzo propio.
Debemos aprovechar el mensaje perenne de las fiestas patrias, para convencernos que, con nuestro trabajo, creatividad, ahorro y previsión, tenemos lo necesario para salir adelante. No debemos confiar en las manos del extraño el futuro de nuestro país. Lo que los mexicanos no hagamos por nosotros, nadie lo hará y mucho menos los de afuera.
Esto no es xenofobia, sino la condición de que los propios pueblos deben realizar su vida y su futuro, para que, posteriormente, con dignidad, sea posible convivir creativa y justicieramente con todas las naciones de la Tierra. Si no hay trabajo, tampoco habrá reforma fiscal que valga, porque no habrá a quien aplicarle impuestos.
Nuestro nacionalismo se encuentra maltrecho y sería bueno que en ocasión de las fiestas patrias, previas a las del Bicentenario del Grito de Dolores, los encargados de dirigir al país en estros momentos difíciles de la pérdida de la fe en lo nuestro, convivan con los mexicanos, para darse “baños de pueblo” que hagan posible entender, de parte de las cúpulas de gobierno, las necesidades y los anhelos del mexicano.
De la ceremonia de “El Grito”, en la Plaza de la Constitución y de los festejos cívicos y el desfile del día 16, debemos pasar al conocimiento y la reflexión sobre nuestro origen, la realidad presente y el futuro que debemos labrar con el esfuerzo propio, sin esperar la salvación de fuera.
Desde hace cuatro décadas, los mensajes cívicos en las festividades nacionales empezaron a perder sustancia. Es tiempo de que recuperemos los conceptos de nacionalidad, de nacionalismo venidos a menos, porque son con ellos en la vanguardia de la lucha que habrá de librarse, saldremos adelante.

Precisión necesaria: Respecto del primer párrafo de nuestra crónica de la semana pasada, lo correcto es lo siguiente: “Las civilizaciones prehispánicas en lo que hoy es México, la etapa de la Conquista –que no fue triunfo ni derrota sino el alumbramiento doloroso de la nación mexicana-, y el proceso del mestizaje cultural, racial y territorial a lo largo del período virreynal, temas suprimidos en los libros de texto gratuitos, son el crisol en que se forjó la génesis de nuestro país”. Mil perdones pido a los lectores.

mmc.informcion@yahoo.com.mx

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