Las civilizaciones prehispánicas en lo que hoy es México, la etapa de la Conquista -que “no fue triunfo ni derrota sino el alumbramiento doloroso de la nación mexicana”-, y la supresión del proceso del mestizaje cultural, racial y territorial a lo largo del período virreinal, son el crisol en el que se forjó la génesis de nuestro país.
Por esta realidad irrefutable, resulta imperdonable el “error”, o mejor dicho, la consumación de un prejuicio de lesa cultura contra México, el que la Secretaría de Educación Pública, manipulada por la voraz líder Elba Esther Gordillo y cuyo titular, Alonso Lujambio Irazábal, hayan eliminado de los libros de texto gratuitos, las etapas de las civilizaciones prehispánicas, la conquista y el período virreinal.
Desde el punto de vista de su sapiencia, el filósofo y creador de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos, nos dice en el prólogo de su “Breve Historia de México”:
”La historia de México empieza como episodio de la gran Odisea y el descubrimiento y ocupación del Nuevo Mundo. Antes de la llegada de los españoles, México no existía como nación; una multitud de tribus separadas por ríos y montañas y por el profundo abismo de sus 300 dialectos, habitaba las regiones que hoy forman el territorio patrio”
Omitir los elementos y el período de formación de la nacionalidad mexicana, por parte de la Secretaría de Educación Pública –dicho esto objetivamente y con sólo propósito de reparar un grave yerro-, constituye un agravio de dimensiones mayúsculas contra el Patrimonio Cultural del pueblo de México.
Si a las nuevas generaciones se les oculta el origen de nuestra Patria, está claro que el daño que resulta de esa omisión de parte de quienes en hora desafortunada tienen en sus manos la enseñanza básica en México, el deterioro a la personalidad y a la identidad misma del mexicano, es sumamente grave.
México jamás podrá a aspirar a tener un buen futuro como nación independiente, si oculta los elementos culturales de su estirpe mestiza que surge de las raíces de lo indígena y lo español.
Estamos a menos de tres meses de que empiece el 2010, es decir, el año del lanzamiento del Grito de Dolores en pos de nuestra Insurgencia e Independencia y es tiempo de dejar de lado las consejas de intereses extraños y dañinos a nuestro país que nos han mantenido divididos, a partir del interior de nosotros mismos, con deterioro de la convicción de lo que somos, para dominarnos mejor.
¿Qué país podemos ser si las instituciones oficiales encargadas de forjar el alma del mexicano ocultan el conocimiento de los ingredientes y el momento de la génesis de la nación mexicana?
Nosotros –México-, somos un país mestizo, no somos ni los indígenas ni los españoles, porque somos ambos, fundidos en un solo ser nacional que nos cohesiona interiormente y nos identifica ante el mundo.
El mayor daño que se le puede hacer a México, sobre todo en estos momentos de grave crisis de valores, además de económico y social, consiste en atentar contra su patrimonio cultural ya sea étnico, histórico, arquitectónico, ya sea artístico.
Ya sabemos que la historia es maestra de la vida. Ya sabemos que nos permite conocer el pasado, para tender el presente y proyectar el futuro con el mejor de los aciertos. ¿Acaso ignoran estos principios en la Secretaría de Educación Pública? ¿Al borrar de los libros de historia de la enseñanza básica, acaso lo hicieron por ignorancia? ¿Y de no ser esto, fue entonces por mala fe?
Con sus monjes civilizadores, el virreino fue un ininterrumido proceso de mestizaje en todos los órdenes. En la arquitectura, la escultura y la pintura, la aportación de las civilizaciones europeas, a través de España, adquirieron nuevo y singular relieve con la sensibilidad indígena que puede corroborarse en el arte barroco diseminado en la casi totalidad de los recintos religioso de México.
México está urgido de la colaboración consciente y responsable de todos sus buenos hijos. Desde esta perspectiva, es de esperar que si hay buena fe en los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública, de inmediato corrijan el yerro en que incurrieron. No se puede dañar impunemente a la nación a que se pertenece, como lo ha hecho la SEP a cargo de Lujambio Irajábal. El mayor soporte de los pueblos es su cultura y la historia es su gran apoyo. Mutilar la historia de México es dañar gravemente al país.
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