Aunque las energías y combustibles renovables, también llamados verdes y amigables con el Medio Ambiente son la mejor alternativa para eliminar o dejar de consumir aquellos que se producen a través del petróleo, eso no quiere decir que sean inocuos, es decir que también resultan nocivos para la salud y vida humana.
La producción de energía utilizando el viento es mucho más vieja que el uso industrial del petróleo, su utilización masiva para generar gran cantidad de corriente eléctrica es reciente y, por lo tanto, no se conoce mucho sobre sus efectos secundarios.
Sin embargo, a raíz del incremento de los malestares físicos y psicológicos, así como del registros, se comenzó a saber que las personas que viven a 800 metros de los parques eólicos son afectadas por esta actividad.
Así que los primeros estudios que se conocen, directamente con el humano, hablan del “síndrome de la turbina eólica”, teoría de la que no se quiere hablar mucho para que no se frene el establecimiento de nuevos parques eólicos tan necesarios para ayudar a frenar el calentamiento climático global.
Hasta el momento se detalla que esas grandes aspas de los aerogeneradores de energía limpia pueden girar, con vientos fuertes, hasta 289.62 kilómetros por hora, lo produce vibraciones, sonidos y consecuentemente, alteración en la presión del aire.
Las vibraciones y sonidos, pero especialmente el infrasonido de los modernos molinos de viento es lo que más preocupa a los estudiosos. Aseveran que este último suena a una frecuencia muy baja que no la percibe el oído humano, sin embargo, es capaz de afectar al cuerpo de las personas. Gracias a la atmósfera, el infrasonido viaja kilómetros y consideran que es la causa de problemas respiratorios y digestivos.
Los científicos consideran que los tres factores: vibraciones, sonidos e infrasonidos son responsables de las afectaciones que manifiestan las personas que viven cerca de los parques eólicos.
Entre los males detectados van de dolores de cabeza, problemas de sueño, anímicos, concentración y memoria; pérdida de equilibrio, mareos y náusea; dificultades de aprendizaje, terrores nocturnos, zumbidos en los oídos y hasta migraña y depresión.
MATA AVES Y MUERCIÉLAGOS
Con antelación a estos recientes estudios, únicamente se sabía que los aerogeneradores de energía eólica tenían en contra que mataban aves, murciélagos, afean el paisaje y montar un parque de estos es muy caro aún.
De acuerdo con trabajos de campo en el parque eólico de Altamont Pass, California, cada año mata a 4 mil 700 aves, de las cuales, 90 por ciento son canoras y 10 por ciento, de rapiña.
Por lo que hace a los murciélagos, se indica que la extremadamente baja presión que reina en torno a los monstruosos aerogeneradores afecta sus sensibles pulmones que se expanden a grado total que se revientan los vasos sanguíneos y lleva a la muerte al animal.
POSIBLES SOLUCIONES
Para acabar con el problema del síndrome de la turbina eólica, ingenieros fabricantes recomiendan usar las nuevas tecnologías en la materia que es la insonorización que es capaz de bloquear diversas frecuencias del sonido, con lo que se reducirían problemas de salud causados por el sonido a la gente que vive cerca de este tipo de parques.
Por su parte, los científicos indican que la regla de que los humanos vivan a una distancia de 800 metros de los parques eólicos no es suficiente, por lo que recomiendan que se amplíe el trayecto entre el complejo y lugar de residencia a un mínimo de 3.2 kilómetros, aunque lo mejor sería aumentarlo.
ALDEHÍDO, CANCERÍGENO
Tras descubrirse que el aldehído, presente en combustibles renovables o biodiesel es tan malo y dañino como el MTBE que se le aplica a las gasolinas, poco se ha dicho y publicado al respecto.
Hasta donde se sabe, de acuerdo con pláticas con especialistas, el aldehído es altamente cancerígeno, aunque ciertamente, el uso de combustibles renovables es mucho menos contaminante que los fósiles.
BONDADES
Desde luego que la energía eólica, cuyo origen se remonta más de 5000 A.C., tiene muchos aspectos positivos y por esa razón se ha impulsado su rápido crecimiento. De tal suerte que del 2000 al 2006 se cuadruplicó. Después, en 2009 creció algo así como 150 mil megavatios que representa 31 por ciento.
De acuerdo con datos oficiales, por cada megawatt de energía eólica que se genera, se dejan de enviar a la atmósfera 2,600 toneladas de dióxido de carbono. Eso es lo que produce un MW que se genera con combustible fósil.
Otra de las bondades consiste en que por cada megawatt de energía eólica que se produzca se ahorra el uso de 1,293 millones de galones de agua.
Cada megawatt de energía eólica abaste a 400 hogares, lo que es de gran ayuda, ya que cada gringo genera 12 toneladas de bióxido de carbono por año.
Ante estos beneficios y los malignos destructivos efectos del Cambio Climático, la Organización de Naciones Unidas exhorta a gobierno y líderes empresarias a invertir por lo menos, 12 billones de dólares en las próximas dos décadas para incrementar la producción y consumo de energías y combustibles renovables.
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