El pueblo de Dolores era una pequeña comunidad, formada en su mayoría, por gente rural y algunos pequeños artesanos. Por ser eminentemente católica acostumbraba asistir a los actos religiosos en los que encontraba algún consuelo a sus múltiples problemas que le aquejaba la situación socioeconómica imperante.
La mañana, clásica de septiembre, cuando las lluvias aún no se han ido del todo, parecía normal, como cualquiera otra.
Era la madrugada, del 16 de sptiembre de 1810, muchos esperaban el tañer de las campanas para asistir a la misa. Las tres llamadas se concluyeron. El pueblo se reunió. Buscaba el consuelo, como otras veces.
De pronto, el cura Miguel Hidalgo, párroco del lugar, en vez de iniciar con la liturgia eclesiástica, tomó la campana y anunció el inicio de la batalla por la independencia de México.
“Vamos a atrapar gachupines”, refieren las crónicas de ese tiempo. Fue el grito que, primero con asombro y luego con el corazón puesto por delante, secundaron esas decenas de habitantes congregados en la iglesia parroquial.
Así se inició la gesta libertaria que, más tarde, secundaron otros. Principalmente José María Morelos y Pavón, otro cura michoacano, cuyo ministerio lo ejercía en la región de la Tierra Caliente.
Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Josefa Ortíz de Domínguez constituyeron ese grupo independentista que forjaron nuestra actual nación.
Hidalgo y su gesta libertaria tomó Guanajuato, Michoacán, aquí, el prócer habló por primera vez de la abolición de la esclavitud y de los pagos de tributos y demás obligaciones. Ahí también se planeó el ingreso a la capital de la Nueva España.
Fue el 30 de octubre de 1810, en el Monte de las Cruces, cuando se enfrentaron 2 mil miembros de lo mejor del ejército del virrey Francisco Xavier Venegas contra 100 mil maltrechos ciudadanos encabezados por Hidalgo, quien se erigió triunfador.
Después, al llegar a Cuajimalpa, el Padre de la Patria decide no entrar a la ahora ciudad de México, aún cuando Allende se lo suplicó, porque con ello terminaría la lucha armada. Después, todo se convirtió en derrotas, hasta el 21 de marzo de 1811 cuando fue aprehendido el cura. Le siguieron Aldama y Allende. Todos terminaron fusilados.
El segundo capítulo de la Independencia Mexicana lo encabezó Morelos, quien al igual que Hidalgo, no tomó la capital de la Nueva España. Después de ello, vinieron otra vez las derrotas de los insurgentes.
Luego de la triste ejecución de Morelos en lo que hoy es Ecatepec, la chispa libertaria sigue viva gracias a Marcos Castellanos, Manuel Mier y Terán y Pedro Moreno. En 1817, surge a primer plano Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero. El primero fue derrotado y se esconde en el monte, mientras que el segundo sigue luchando con 500 bravos insurgentes.
Guerrero y Agustín de Iturbide se enfrentan y este último decide dejar las tropas realistas y, junto con los jefes militares, redactan el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. Con éste, el virrey Juan Ruiz de Apodaca declara la independencia de la Nueva España. Ante un disgusto de Apodaca, Iturbide y Guerrero unen fuerzas con el abrazo de Acatempan, el 5 de junio de 1821. Este dueto tiene que esperar hasta el 28 de septiembre de 1821para que se cumpla con el Plan de Iguala y se redacte el acta de independencia del Estado Mexicano, es decir, la consumación de la independencia.
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