El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entra a la Ciudad de México, otrora capital de la Nueva España y antes la gran Tenochtitlán.
Once años de lucha incesante contra las tropas virreinales habían quedado atrás y un nuevo país, libre y soberano, se sumaba al concierto de naciones que habían abolido, con o sin las armas, la esclavitud.
Al día siguiente, se firma el Acta de Independencia, sueño incubado por Hidalgo, Morelos, Aldama, Allende y todos quienes habían perfilado la Libertad de las Américas.
Este pasaje histórico lo recordaron los mexicanos, residentes dentro y fuera de las fronteras nacionales, los pasados 15 y 16 de este mes, al conmemorar los 200 años de independencia y libertad.
Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero consumaron, por fin, los anhelos de un pueblo que, en 1810, sumaba sólo 6.1 millones de habitantes, con un promedio de vida de 25.4 años, y sólo 2.4 por ciento de adultos, mientras que los niños eran mayoría, según información de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Los 200 años de independencia significan para nuestro país, un crecimiento poblacional de 18 veces. Ahora, 108.4 millones habitan el territorio nacional; el promedio de vida es de 77.8 años; el sector rural lo conforman 22.5 millones, y el índice per cápita es de 8 mil 141 dólares, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadísticas (Inegi), en valores del 2009.
Estos son algunos de los frutos cosechados en los 200 años de libertad, cuyo mayor simbolismo histórico fue el Abrazo de Acatempan, entre Iturbide y Guerrero, el 10 de marzo de 1821, en Teloloapan, Guerrero.
El ¡Viva México!, que el pasado 16 de septiembre gritaron millones de compatriotas, al presenciar el desfile militar, fue el mismo que ese 27 de septiembre lanzaron, por vez primera, al vitorear al Ejército de las Tres Garantía en su camino hacia el Palacio Nacional.
Estas fuerzas primigenias de los que hoy son las Fuerzas Armadas nacionales, estuvieron compuestas por 16 mil 134 efectivos del Ejército Trigarante. De ellos, 7 mil 416 eran de infantería, 7 mil de caballería y 763 de artillería con 68 cañones.
Al frente iba Agustín de Iturbide; atras, Vicente Guerrero. Los acompañaban Nicolás Bravo, Anastasio Bustamante y Antonio López de Santa Anna.
Agustín de Iturbide estudió en el Seminario de Valladolid y formó parte de la milicia realista. El 24 de agosto de 1821, negocia con el virrey Juan O’Donojú el término de la lucha armada y firman los Tratados de Córdoba. Al término de la guerra de Independencia fue coronado emperador de México, luego fue depuesto y el 19 de julio de 1824 fue asesinado en Padilla, Tamaulipas.
Vicente Guerrero, quien pasó a los anales de la historia por su frase: “La Patria es primero”, era un arriero, enrolado a las fuerzas libertarias del Generalísimo Morelos, por Hermenegildo Galeana. A la muerte de Morelos se convierte en el líder de la insurgencia. Más tarde fue presidente de la República y, al igual que Iturbide, fue depuesto y asesinado el 12 de febrero de 1831, en Cuilapan, Oaxaca.
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