De acuerdo a la senadora, Ninfa Salinas, del partido verde ecologista de México (PVEM), la Estrategia Nacional de Energía (ENE), es una política sectorial que redundará en grandes beneficios para el sector energético nacional y que permitirá el desarrollo de diversos aspectos que se ciñen a este rubro.
Señaló que la ENE coloca a México a la par de países como Dinamarca, Noruega y Alemania, en términos de energías limpias, declaró lo anterior al posicionar el dictamen por el que se ratifica la Estrategia Nacional de Energía, y que está acción se sienta la pauta para establecer nuevas políticas públicas que impulsen un mejor funcionamiento del sector energético.
Aclaró que de ninguna manera se acota la rectoría del Estado en este tema, al tiempo que consideró que el tema energético debe considerar necesariamente los efectos del cambio climático y que no deben existir pretextos para que el país eluda sus compromisos y responsabilidades con el medio ambiente.
México necesita transitar hacia una economía baja en carbono, reducir la dependencia de energías fósiles e impulsar el desarrollo de la energía a partir de fuentes renovables, resaltó.
“Sabemos que todavía queda mucho por hacer. Las líneas que marca esta estrategia, en torno a una transición a energías limpias son claras y de aplicación paulatina”, destacó.
La presidenta de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales comentó que como legisladores buscarán que se cumplan las metas propuestas y los estándares internacionales, para que en pocos años se logre estar hombro con hombro con países como Dinamarca, Noruega y Alemania, en términos de energías limpias.
En ese sentido, respaldó que la estrategia privilegie el desarrollo de una cultura de racionalidad y eficiencia energética, acorde con la realidad, en donde todos deben ser corresponsables en el ahorro del consumo de energía.
Entre las líneas de acción que se establecen en materia de energías renovables está la de evaluar la fuente de energía más adecuada respecto a cada región, de tal forma que se aprovechen de mejor manera los recursos disponibles y se logre una mejor integración entre la fuente generadora de energía.
Además, se reconoce que ya no es sostenible, en términos económicos, sociales, ni ambientales, seguir con el enfoque al petróleo. Los retos deberán afrontarse, garantizando un menor consumo de los combustibles fósiles, el uso de energías renovables y una verdadera transición energética que vele por la seguridad del país.
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