En algunas culturas emplear la mano izquierda es augurio de mala suerte y quienes tienen esta proclividad son discriminados no sólo por la sociedad, sino por su familia. Sin embargo, esto es parte de la naturaleza y no debe generar rechazo, afirmó Laila Yunes Nicolau, precursora del concepto zurdo como objeto de investigación, en el seminario de Pedagogía Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Entre el 10 y 13 por ciento de la población a nivel mundial son siniestros (se les denomina así en contraposición al término diestro) y en México hay 13 millones, aseguró en el marco del Día Internacional del Zurdo, que se conmemora cada 13 de agosto desde 1976.
Aunque se trata de un tema tabú que persiste en pleno siglo XXI, es una característica consignada desde la antigüedad en diversos personajes, tanto míticos como reales. Un ejemplo es Huitzilopochtli, el dios azteca de la guerra, cuyo nombre significa ‘colibrí zurdo’ (huitzi, picaflor, y opochtli, opuesto); otro es Neil Armstrong, quien en 1969 pisó por primera vez la Luna con el pie izquierdo, comentó la investigadora.
El cerebro tiene dos hemisferios: el derecho, que rige los movimientos de su contraparte corporal, e interviene en el arte, la creatividad, la música, la imaginación, la perspicacia, la intuición, los sueños, la hipnosis y lo espiritual, entre otros, y el izquierdo, que dirige el costado opuesto y controla habilidades relacionadas con los números, los negocios, la redacción, el lenguaje, la razón, la ciencia, el ajedrez, la analítica y la objetividad.
Así, destacó Laila Yunes, hay zurdos en todos los niveles: visual, auditivo, manual e incluso podal (enfocan, escuchan y patean con el lado contrario al empleado por la mayoría). No hay diestros al 100 por ciento; no obstante, quienes son predominantemente siniestros enfrentan adversidades en su entorno, desde familiares, escolares y de salud, hasta sociales y religiosas.
La más común es que los obliguen a redactar con la mano derecha, pero en casos extremos, como en las zonas rurales de la India, no se admiten nueras con esta característica por ser de mal presagio, y en Japón no se permiten casamientos con estas personas.
Dijo que en ocasiones, si estos sujetos son forzados a ir contra su naturaleza pueden sentirse contrariados, lo que merma su autoestima y productividad.
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