Dice el Jefe de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera derrama lágrimas y dice que cargará con “el costo político” por el nuevo programa del “No circula”, en donde todos los automotores viejos, seminuevos y nuevos pararán un día. Y un sábado. La irritación es general. El mal manejo, la mala administración de la capital del país, junto con las ciudades conurbadas, han convertido el Valle de México en zona de peligro ambiental para la vida de los humanos. El veneno flota en el aire.
El transporte público gubernamental es un activo de tercera. El Metro se cae a pedazos. Por un mantenimiento pésimo. Las denuncias las ha presentado el sindicato. Es frecuente los atrasos de los trenes. La línea 12, el timo de Marcelo Ebrad, costó un dineral y mas de un año de atraso en servicio, afuera la avenida Tlahuac atiborrada de embotellamientos de autos contaminando. Y nadie está en la cárcel. La concesión para microbuses son seguidores políticos, con votos amarrados. Los peseros son dueños de la red vial. Hacen bases en camellones. En donde se les antoja. Son cafres, son ruidosos. Son contaminadores. Son carcachas. Están destartalados. Dejar el auto y viajar en jaulas. La verdad, eso, a cualquiera enoja.
Las marchas; son la oposición. Los plantones. Aquí en marchas y plantones es por el poder político. Y la contaminación, les vale gorro. El reglamento de tránsito con velocidades de 50 kilómetros dura más tiempo el motor quemando gasolinas. El señor Mancera, se azota; para que lo levanten. El precio lo paga la ciudadanía.
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