CDMX, Méx.- (INS). La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(FAO) en México, y la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA-CDMX), plantearon el proyecto de Agrobiodiversidad mexicana del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés).
Este proyecto tiene como objetivo construir y fortalecer mecanismos que ayuden a conservar la agrobiodiversidad mexicana y los agroecosistemas tradicionales. Este taller tuvo la finalidad de presentar el proyecto a diversos actores, escuchar sus propuestas y dar a conocer a la coordinadora regional en la Ciudad de México.
Los cuatro componentes del proyecto, que son: Gestión de la información y conocimiento, Fortalecimiento de capacidades locales, Mejoramiento de políticas públicas, así como Valoración de la agrobiodiversidad y vínculos con el mercado.
El director del proyecto de Agrobiodiversidad mexicana de la CONABIO, Vicente Arriaga Martínez, explicó que la importancia de conservar la agrobiodiversidad y los agroecosistemas tradicionales, radica en que México es una de las ocho regiones del mundo donde se originaron y se ha generado la diversidad genética de cultivos que hoy se distribuyen en todo el planeta, como son: el maíz, frijol, calabazas, chile, tomate verde y los magueyes.
Resaltó el papel de las familias campesinas en esta labor, porque son ellas quienes hacen posible que la población pueda comer sano y variado. Por lo anterior el proyecto contempla: contribuir a que las familias campesinas sigan cultivando una diversidad de plantas en distintos ambientes; fomentar a que usen, guarden y compartan semillas; impulsar a que el autoconsumo sea uno de los principales motores en la producción agrícola y promover que los campesinos obtengan múltiples beneficios, entre ellos, más ingresos.
Arriaga Martínez anunció que para la implementación de este proyecto en la Ciudad de México fue seleccionada como coordinadora regional Liza Covantes Torres, quien cuenta con amplia experiencia en políticas públicas y vinculación social.
La superficie agrícola de la Ciudad de México es de alrededor del 35.6%, distribuida principalmente en seis de las dieciséis alcaldías que la conforman; de esta cifra solo el 53% de la tierra es potencialmente productiva, pero parte de ella está abandonada.
La importancia de favorecer el consumo de productos locales, se debe a que el 80% de los alimentos en este territorio proceden de otros estados o se importan, a pesar de que más de la mitad del territorio de la Ciudad de México es rural y forestal.
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