El pintor de esta obra, Roberto Rodríguez Navarro solicita se apruebe su restauración
La obra gráfica que refleja la magnitud de la historia en Tlalpan desde el establecimiento de la ciudad prehispánica de Cuicuilco (700 a.C) hasta la época actual, cumple 30 años de haber sido plasmada en el edificio delegacional de esta demarcación.
Con una narrativa que inicia 28 siglos atrás, el muralista Roberto Rodríguez, originario del estado de Guerrero y quién tuvo la oportunidad de vivir en esta campirana zona de la ciudad, describe la evolución de los grupos sociales en Tlalpan desde la mítica fundación de Cuicuilco hasta su éxodo por la erupción del volcán Xitle; así mismo, retrata la colonización española en donde Tlalpan se convierte en San Agustín de las Cueva, nombre derivado de la castellanización y de las características de un ecosistema formado por un fenómeno natural, hoy en día emblemático del pedregal.
La época de la Colonia, el Virreinato, la búsqueda de la independencia, el establecimiento de Tlalpan como capital del Estado de México, el movimiento de revolución, la primer llamada telefónica con la Ciudad de México (CDMX), el surgimiento de fábricas textiles y la consolidación de una ciudad con infraestructuras modernas sobre el lienzo que vigilan las montañas y los bosques del Ajusco, son instantáneas que pueden ser apreciadas en este mural ubicado en el centro de la demarcación más extensa de la CDMX y la segunda en contar con mayor cantidad de reservas naturales, después de Milpa Alta.
Además de consultar fuentes bibliográficas para la realización de esta obra, Roberto Rodríguez contó con el apoyo del fallecido antropólogo Joaquín Galaza, especialista en glifos. En entrevista para Mi Ambiente, el muralista habla sobre esta colaboración “él me asesoró en la parte de la historia, para los códices prehispánicos ubicados en la entrada del edificio, (los cuales) él mismo bautizó como la puerta de la historia ya que por ahí han pasado muchos y siguen pasando, haciendo historia”.
Esa puerta de la historia está decorada por veinte símbolos que identifican a pueblos y barrios originarios de la demarcación, al respecto la especialista Cecilia Clausen destacó la idea de Galaza en relación al sistema de escritura que los antiguos mexicanos tenían como una manera de transmitir “pensamientos que les son propios a través no sólo de sonidos sino (también) con imágenes complejas por su composición dentro de un cuadro, con lo cual se transmiten mucho más cosas de lo que parece verse”, destacó.
Por la dificultad natural que representa una obra con el alcance logrado, el mural se trabajó por más de un año; comenzó el 1 de junio de 1986 y fue inaugurado el 8 de julio de 1987 por iniciativa del muralista y gracias al apoyo de Carmen Yussif Lavín, coordinadora de asesores del delegado de la época David Ramos.
“Cuando me entró la inquietud de pintar aquí, estaban las paredes vacías, el edificio se veía gris, muerto. La historia de Tlalpan no es nada fácil, es muy extensa, muy grande”, expresó el artista la conmemoración de 30 aniversario de la abra, evento que además se convirtió en un homenaje al artista por su labor de comunicar y condensar eventos significativos para la historia de México.
“El día de hoy, que se dibuja con una vara y tres granitos de cacao” empezó a declamar Guillermina Hernández Montecinos alumna del taller de artes plásticas que impartía el maestro Roberto Rodríguez en la secundaria 139, antes de agradecer por las enseñanzas de este profesor de dibujo que le llevo a explorar los caminos de la historia.
Durante el evento de conmemoración el cronista Salvador Padilla afirmó que el 8 de julio es un “día de fiesta para Tlalpan por celebrar una obra monumental que nos recuerda desde el principio lo que fuimos y lo que somos”.
Gracias al ímpetu del artista guerrerense egresado de la escuela La Esmeralda, y a sus colaboradores José Olivares, Eulogio Arellano, Carolina García y José Clavijo, hoy en día se puede apreciar en 5 metros de alto por 60 de largo, la evolución histórica de Tlalpan.
En su intervención final, Roberto Rodríguez manifestó abiertamente su interés por restaurar el mural y por agregar en la última parte de éste a intelectuales destacados de esta zona como Renato Leduc y el mismo Joaquín Galaza para profundizar aún con más claridad en el sentido de identidad y conocimiento de las raíces que hacen de Tlalpan un lugar de extensa y profunda historia, como lo están también conformadas muchas regiones de México.
Por Ana Herrera
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