“Estamos en el umbral de la tercera gran migración de la humanidad, pero ahora hacia otros continentes cósmicos”, indicó Ramiro Iglesias Leal, asesor médico biológico del Centro de Desarrollo Aeroespacial (CDA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Añadió que diversas agencias espaciales del mundo trabajan en conceptos, planes y proyectos formales en donde no participan ni la fantasía ni la ciencia ficción para reubicar parte de la humanidad en otras latitudes y que con los avances tecnológicos que se registran día con día ello es posible en el futuro del mediano plazo.
Explicó lo anterior al dictar la conferencia magistral Perspectivas de la Evolución Humana en el Espacio, este hombre es catalogado como el primer médico en la historia en recibir un electrocardiograma del astronauta William Anders, de la Misión Apolo 8, desde la órbita lunar el 24 de diciembre de 1968, y aseguró que existen estudios muy serios y avanzados en el tema de los asentamientos cósmicos del futuro.
Dijo que “se propone a la Luna como el primer asentamiento extraterrestre y, posteriormente, en una o dos décadas más, iniciará la conquista de Marte, el cual estará sujeto a un proceso de terraformación”.
Mencionó que se está en puerta de lograr una transformación de las condiciones ambientales mediante varios procedimientos, entre ellos, producir más calor, derretir parte de sus hielos y aprovechar el agua, así como llevar microorganismos genéticamente propicios para el cultivo y producción de oxígeno, para después, quizá de un tiempo muy prolongado, lograr una atmósfera fresca y respirable.
En comunicado de prensa el IPN dio a conocer que el investigador señaló ante su audiencia que el tercer tipo de asentamiento fue ideado por el físico americano Gerald O’Neill. Se trata de las ciudades espaciales, que por lo pronto serían sistemas ecológicos sellados, pequeños, medianos y otros muy grandes, donde se incluirán edificios y un medio de vegetación natural con árboles, hierba, arroyos y lagos totalmente sustentables. Estarían fabricadas en su totalidad por la industria terrestre.
Detalló que “su idea se basó en la fabricación de dos grandes cilindros de rotación opuesta, con dimensiones de unos 3 kilómetros de radio por 32 kilómetros de largo, conectados en cada extremo por una varilla a través de un sistema de rodamientos con el propósito de proporcionar gravedad en sus superficies interiores”.
Añadió que “difícilmente la Tierra podrá aportar los recursos para la subsistencia humana, es un planeta enfermo, altamente peligroso por los frecuentes fenómenos naturales, cada vez más violentos resultado del calentamiento global y el peligro latente por el impacto devastador de un meteorito, además del constante riesgo del poder destructivo capaz de desaparecer la Tierra por el acumulado de bombas atómicas”.
Informó que la Luna sería el primer continente cósmico a conquistar, ya que es un satélite con amplias reservas de materiales como es tener montañas con aluminio, suelo con abundante titanio y cristal, además de otros aspectos aprovechables como poder reflejar la energía solar a través de reflectores y el Helio-3 (Hidrógeno Triato) que, combinado con Deuterio, produciría una cantidad de energía equivalente a las necesidades energéticas del mundo durante ocho siglos.
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