Tendrá tecnología de punta para evitar contaminación de cualquier tipo.
En 100 días, contados a partir del 15 de abril, quedará finalmente definido el lugar donde se localizará la nueva refinería de alrededor de 10 mil millones de dólares con la que Petróleos Mexicanos (PEMEX) estará en condiciones de disminuir el déficit de gasolina que actualmente enfrenta el país.
Tula y Salamanca son las mejores opciones, pero antes tendrán que cumplir las exigencias impuestas por la empresa paraestatal para garantizar que no habrá problemas sociales por la ocupación de 700 hectáreas, así como en la dotación de cierta infraestructura.
En conferencia de prensa, el director de PEMEX, Jesús Reyes Heróles dio a conocer el resultado de los estudios de factibilidad técnica, financiera y logística que llevaron a cabo en coordinación con la Secretaría de Energía, por instrucciones del Presidente Felipe Calderón, a efecto de construir una nueva refinería.
El anuncio fue que la mejor opción es construir la nueva refinería en Tula, Hidalgo, en tanto que como parte integral del mismo proyecto, la refinería ubicada en Salamanca, Guanajuato, sería sometida a una reconfiguración.
En su exposición, el funcionario precisó que la realización del proyecto sea en Tula o Salamanca, queda sujeto a que se cuente con los terrenos de manera oportuna y adecuada; sin problemas jurídicos y legalmente transferidos por los gobiernos, ya sea de Hidalgo o Guanajuato.
Reyes Heroles fue tajante al señalar que la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra es fundamental para el proyecto, así como que la propiedad de los terrenos por parte de PEMEX se realice en el menor tiempo posible. Para ello, el plazo es de 100 días.
“Si al término de esos 100 días naturales el gobierno de Hidalgo no pone a disposición de PEMEX dichos terrenos (700 hectáreas son las que se requieren) y en caso de que el gobierno de Guanajuato sí pueda cumplir con dicha condición durante los 10 días naturales inmediatos posteriores, entonces la ampliación de capacidad de refinación se realizará en Salamanca y la reconfiguración en la refinería Miguel Hidalgo, en Tula”.
En tanto se concretan las ofertas de donación de terrenos, continuarán sin interrupción los trabajos para desarrollar la ingeniería conceptual de ambos proyectos. Ello se llevará en lo que resta del presente año y todo 2010 y a partir de ahí los trabajos de construcción requerirán alrededor de 54 meses, de tal forma que la nueva refinería entrará en proceso de producción en 2015, con la refinación de 300 millones de barriles de crudo por día.
Dos fueron los parámetros que se tomaron en cuenta para considerar a Tula y Salamanca: que la nueva refinería se localice cerca de las regiones de consumo (el Distrito Federal y los municipios aledaños constituyen la mayor zona de demanda), al igual que de los lugares de donde se extrae el petróleo.
Además, la importante ganancia que existe en la medida que la nueva refinería pueda aprovechar como insumos los residuales (combustóleo) que actualmente se producen en Salina Cruz, Oaxaca; Salamanca, Guanajuato, y Tula, Hidalgo.
La justificación por la que es necesaria la construcción de una nueva refinería está en el hecho de que entre 1980 y 2008 la demanda de gasolina se incrementó a una tasa promedio anual de 3.4 por ciento. Como resultado, durante el año pasado las importaciones de ese energético alcanzaron 340 mil barriles diarios (42.5 por ciento del consumo nacional) a un costo de 14 mil 400 millones de dólares.
Lo anterior es resultado, hay que precisar, de que en México el gobierno no construye una refinería desde 1979 y, aunado a ello, en 1991 se cerró la refinería de Azcapotzalco, Distrito Federal, lo que derivó en que la infraestructura con que se cuenta haya únicamente mantenido la oferta de refinados en una constante.
La respuesta que el gobierno federal da a esta situación a través de Petróleos Mexicanos es la de modernizar el Sistema Nacional de Refinación, mediante la construcción de una nueva refinería de última generación, en términos técnicos, tecnológicos y de impacto ambiental a un costo de alrededor de 10 mil millones de dólares que, a decir de Jesús Reyes Heróles, serán cubiertos con recursos propios presupuestados y/o con endeudamiento.
La prospección de los estudios y análisis, llevados a cabo por PEMEX, la Secretaría de Energía y otras dependencias del gobierno federal, indican que la capacidad de refinación adicional óptima requerida hacia el 2015 es de 600 millones de barriles diarios. Ello implica reducir las importaciones a 15 por ciento de la demanda de gasolinas y exportar 10 por ciento de la producción de diesel y turbosina en el mismo año.
En cuanto a los aspectos ambientales del proyecto se pretende evitar, minimizar o compensar cualquier impacto permanente a los recursos naturales. Así, las premisas en el diseño de la nueva refinería de última generación contempla:
Emisión al aire: recuperación de azufre en 99 por ciento; índice de intensidad energética conforme a las mejores prácticas, menor a 90; reducción de emisiones de CO2 resultado de la integración y eficiencia energéticas; minimizar la emisión de partículas. Uso y Descarga de agua: minimizar consumo de agua fresca; uso preferente de agua tratada; administrar pérdidas de evaporación al utilizar enfriamiento con aire; cero descarga de aguas residuales. Residuos peligrosos: uso de tecnologías de proceso que minimicen la generación de residuos peligrosos y consumo de catalizadores.
Refinería, atentado ambiental
Adolfo Montiel Talonia
La asignación de Tula, Hgo., para la nueva refinería petrolera es un atentado ambiental que afectará a toda la región, la del valle de México y llegará al Distrito Federal. Y lo mismo es con Salamanca, Gto., ambas regiones están ya saturadas peligrosamente, de contaminación ambiental industrial.
Tula representa un corredor industrial, desde Tepeji del Río, con más de una decena de municipios, como Jaso, Atotonilco y Apaxco (este último de Edomex). Ya existe una termoeléctrica, también una refinería y en ese corredor existe una cadena de fábricas cementeras, de Cemex, Holcim Apasco o Lafarge, también una cadena de fábricas de cal y miles de molinos (quebradoras) de piedra caliza y de mármol industrial.
Quien sea, que visite ese corredor fabril, observará que a diario se da una densa capa de humos, de partículas químicas, polvos de cemento, de cal, de piedra molida; es como un manto denso y pesado de contaminación. Se sabe que generalmente los vientos soplan de norte a sur y que esa cadena o cordillera de cerros sirve como paredes que acarrean las partículas por toda la región de Hidalgo, del valle de México, como Zumpango, Huehuetoca, Cuautitlán, Ecatepec, Tlalnepantla o Naucalpan. Y llega hasta el Distrito Federal, ciudad de por sí ya contaminada. Cientos de poblados urbanos con millones de personas viviendo en ellos.
De la capital del país se cerró la refinería “18 de marzo” por su elevada contaminación; han pasado 20 años y aún no se logra liberar al suelo de la pesada concentración contaminante; por analogía, ocurrirá lo mismo en Tula. Además de la contaminación del aire, es la contaminación de los suelos y de las aguas, por los desechos residuales. La condición ambientaldel corredor Tepeji-Tula-Apaxco, debe estar marcada con foco rojo.
¡La refinería tiene el sí! Económicamente es un gran programa del gobierno; más lo es, ante la gran crisis financiera y de desempleo que ya padece México. La inversión será de más de 100 mil millones de pesos, dice el gobierno federal; es evidente que aliviará a la economía y dará mejores condiciones de vida a miles de mexicanos de todo el país; porque seguramente los trabajadores que abrirán y construirán la nueva refinería serán de la región y de otros estados; además de dinamizar toda la industria de la construcción. La refinería tiene el sí; pero no Tula, ni Salamanca. Hay muchas regiones en el país para crear un nuevo polo de desarrollo. Seguramente costará más, pero creará miles de empleos y a la larga se ahorrará en salud humana.
Debe haber la reflexión del Premio Nobel de Química, Mario Molina, del secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quezada, de la secretaria de Energía, Georgina Kessel, del titular de Salud, José Angel Córdova Villalobos; del director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, y el Consejo, porque a la larga costará mucho a la paraestatal.
Great work.