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Pide FMI aplicar impuestos a los combustibles fósiles

La lucha contra la contaminación por uso del automóvil viene en serio. Llegará por lo que más duele a los dueños de autos: aumento a las gasolinas.

“Les digo a los ministros de economía: pongan el precio correcto, recauden inteligentemente y háganlo ahora”, dijo Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), acerca de cómo aplicar impuestos a los combustibles fósiles en un contexto de Cambio Climático (CC).

“Sé que no es fácil: yo traté cuando fui ministra en mi país y fallé. Pero es clave”, indica información de Melissa García M. del staf de este organismo internacional.

La cabeza del FMI enfatizó la necesidad de actuar de manera rápida en el panel Conversaciones sobre Cambio Climático, realizado durante la Junta de Gobernadores del Banco Mundial (BM) y del FMI.

Según aclaración del FMI informaciones de su personal emanadas para su difusión, no necesariamente responden al criterio del organismo rector de la economía mundial.

Sólo quedan 20 años para evitar que la temperatura del Planeta aumente en más de 2°C y, aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, es urgente pisar el acelerador, señaló la ejecutiva. Hacerlo depende de decisiones políticas, financieras y del sector privado, agregó.

Lagarde estuvo acompañada en el panel por Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial (BM), Cristina Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (ONU) y Nicholas Stern, economista y presidente de la British Academy y reconocido por el denominado ‘informe Stern’ que abordó por primera vez el CC como externalidad económica.

“El hecho de que Christine esté aquí e involucrada es muy importante”, afirmó Jim Young Kim. “El FMI no venía liderando esta lucha, pero ahora todos tenemos claro que hay cosas por hacer”, dijo.

El presidente del Banco Mundial destacó así la creciente importancia que el FMI le está otorgando al CC. “Al fin podemos decir: ok, tenemos un plan”, agregó.

El plan tiene varias aristas. Primero, el financiamiento de infraestructura sostenible y que combata el CC. Segundo, desincentivar, mediante regulación, el uso de gases de efecto invernadero (Geis). “El momento para empezar a dejar de lado los subsidios a los combustibles fósiles es ahora”, señaló Lagarde.

Estos subsidios representan más de US$5 billones (trillones) cada año. Añadió que también es el momento ideal para introducir el concepto de carbon tax (impuesto sobre las emisiones de carbono), medidas que no sólo ayudarían a combatir el CC, sino que darían mayor liquidez a los gobiernos para dirigir los fondos a generar sustitutos de energía renovable.

Lagarde no se cansó de repetirlo: “es momento de sincerar los precios”. Y lo hizo incluso en tono ligero, haciendo referencia a la gastronomía peruana: “si nos acobardamos [if we chicken out] nos convertiremos en pollos y estaremos todos fritos, tostados y quemados”, dijo con una sonrisa.

Tanto ella como como Kim coincidieron en el costo político de tomar esta medida. “Hemos tratado de ayudar a que los países eliminen sus subsidios, lo que inevitablemente sube el precio de los combustibles. Pero a los políticos no les gusta cuando las compañías de buses o los taxistas bloquean las calles”, comentó el presidente del BM.

“No entienden aún lo crítico de los próximos 20 años”, enfatizó Stern luego de una discusión más bien política. “Necesitamos cambiar la forma de hacer las cosas, tanto en infraestructura como en el estilo de nuestra economía. Si no nos movemos lo suficientemente rápido puede ser demasiado tarde. Tenemos una oportunidad histórica para hacer una reingeniería de todo el sistema”, agregó.

A pesar de la alerta, Stern afirmó ser optimista frente al CC, pues dijo que las cosas “están sucediendo”.

“Si creas una condición atractiva, si entiendes que ésta es la mejor manera para superar la pobreza y lograr un desarrollo sostenible, todo se vuelve más interesante”, continuó.

De hecho, hace cinco años la proyección indicaba que la temperatura del ambiente se incrementaría en 4°C ó 5°C, lo que hubiera sido catastrófico. Sin embargo, tras decisiones políticas tomadas por distintos países, hoy la proyección de incremento es de alrededor de 3°C en los próximos 20 años. Cifra peligrosa, pero, sin duda, mejor.

“146 países industrializados han presentado sus Planes Nacionales contra el Cambio Climático y son totalmente posibles. Pero necesitan acelerar su ejecución: tenemos 20 años para que esos 3°C se conviertan en 2°C”, finalizó Cristina Figueres.

Esta discusión cobrará más fuerza a medida que se acerquen las reuniones de la COP21 en París, donde se espera llegar a un acuerdo global, con compromisos concretos, para afrontar reducir la temperatura.

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