El fuerte interés de los inversionistas ha llevado a las autoridades de México a acelerar el desarrollo de polos industriales en las nuevas Zonas Económicas Especiales (ZEE), en las ciudades portuarias del sur, con el objetivo de facilitar el crecimiento fuera de los centros industriales tradicionales del país.
Sobre este tema, Gerardo Gutiérrez Candiani, jefe de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales (AFDZEE), informó a la firma internacional de investigación de mercados y consultoría Oxford Business Group (OBG), que se han aprobado cinco nuevas zonas y que se espera que estén operativas en abril.
Las primeras tres zonas, anunciadas con el lanzamiento del programa en septiembre del 2017, están ubicadas en Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz, dedicada a la industria petroquímica; Puerto Chiapas, en el estado de Chiapas, dirigida a la agroindustria; y en el Puerto de Lázaro Cárdenas, en la frontera de Guerrero y Michoacán, enfocada en la industria mecánica, la de manufactura y en la agroindustria.
Las otras dos zonas, que se desarrollarán en Salina Cruz y Progreso, en los estados de Oaxaca y Yucatán, se agregaron en diciembre de 2017 y se enfocarán en la industria energética y en la innovación tecnológica, respectivamente.
Además que en días pasados la AFDZEE aprobó otras dos zonas adicionales, que se espera comiencen a operar en una fecha posterior. Éstas consisten en otro polo energético en el límite entre Tabasco y Campeche y un centro automotor ubicado entre Hidalgo y Puebla, que se orientará hacia el segmento de partes eléctricas.
En referencia al incremento de estos sitios, la AFDZEE ha recibido manifestaciones de interés de inversión por un total de 6,500 millones de dólares, por encima de las expectativas iniciales.
Con una proporción sustancial de inversión que se espera provenga de fuentes externas, las zonas deberían dar un impulso adicional a la inversión extranjera directa (IED), la cual registró un fuerte crecimiento en 2017, aumentando un 11.1% a casi 29,700 millones, según datos preliminares emitidos por La Secretaría de Economía del gobierno mexicano.
Como dato alentador para el proyecto de polos industriales, el año pasado el 45.3% de la IED total se destinó al sector manufacturero y un 10.8% adicional se invirtió en proyectos de logística.
El gobierno mexicano ha desarrollado un amplio paquete de incentivos para atraer a los inversionistas locales y extranjeros a las nuevas zonas económicas especiales, combinando exenciones fiscales con fondos de estímulo, respaldados por un plan de apoyo en el área de infraestructura.
A la vanguardia se encuentra una exención del impuesto sobre la renta a 10 años para las ganancias en las Zonas Económicas Especiales, así como una reducción del 50% en el impuesto a la renta por los siguientes cinco años.
Las ZEE también operarán bajo un régimen aduanero especial, mediante el cual se otorgará una exención de aranceles a la introducción temporal de bienes importados para ser utilizados en actividades económicas productivas durante los primeros cinco años de operaciones. La maquinaria y equipos importados para utilizar en el proceso de producción seguirán exentos de derechos más allá del límite de cinco años.
Otro incentivo adicional es la exención del impuesto al valor agregado para la adquisición de bienes, la contratación de algunos servicios y el arrendamiento de bienes tangibles de personas o entidades locales, con base fuera de las zonas.
Un objetivo clave del esquema de ZEE es mejorar la educación y las habilidades para fomentar un desarrollo económico y social más amplio en las regiones del sur. Asimismo, las ZEE tienen como objetivo a largo plazo facilitar un extenso desarrollo de la infraestructura.
«Estamos trabajando en una visión de 20 a 30 años de desarrollo de la infraestructura», dijo Candiani a OBG. «Estamos en áreas de alto potencial de crecimiento económico, y es por eso por lo que principalmente elegimos puertos para actuar como centros del futuro desarrollo de infraestructura».
En México, así como en gran parte del resto de América Latina, las carreteras son el principal medio de transporte; sin embargo, el transporte marítimo representa una parte significativa del comercio del país. Se estima que durante el año 2016 se transportaron 294,3 millones de toneladas de carga por mar, según los datos más recientes de La Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Esto sitúa la participación marítima del comercio total entorno al 31% en ese año.
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