Dijo el Presidente Enrique Peña Nieto, en la entrega del Premio Nacional de Protección Civil 2013: “Por su geografía, variedad de climas y condiciones demográficas, México está expuesto a una amplia variedad de contingencias, condición que se ha intensificado a consecuencia del cambio climático.”
Pero no sólo enfrentamos, la humanidad enfrenta, acontecimientos de orden natural, sino otros que tienen origen en acciones u omisiones del hombre. Para enfrentarlos es necesaria una preparación aplicable a un evento hidrometeorológico, inundación, tromba, huracán; uno telúrico, terremoto, hundimiento, desgajamiento de un cerro; o alguno de carácter socio organizativo, incendio, explosión, descarrilamiento ferroviario. No está de más considerar los de origen criminal. El mundo conoce de ellos.
Desde el 2000, el país ha enfrentado 49 desastres por año, en promedio, prácticamente uno cada semana. La mayoría de ellos con elevadas pérdidas económicas. Más grave, con altos costos sociales, incluyendo la pérdida lamentable de vidas humanas.
El año pasado 2013 nuestro país enfrentó severos retos. Las tormentas Ingrid y Manuel afectaron buena parte del territorio nacional. La explosión en edificios de PEMEX, las ocurridas en ductos de la misma empresa, fueron dolorosa causa de muerte.
El Presidente Peña Nieto tiene una clara visión de los riesgos por los que transita nuestro país. Con él quienes le acompañan en las tareas de gobierno. Después de esos acontecimientos y de anteriores del mismo tenor, no hay quien pueda ignorar, en el gobierno, sistema, y fuera de él, que cualquier contingencia de las más inesperadas características puede ocurrir en el menos esperado de los momentos. La ciudad de México, los capitalinos, jamás olvidaremos el sufrimiento por el terremoto de 1985. Lo acontecido en San Juanico en 1984. ¿Y la explosión de la pipa en Ecatepec?
Bien dice el Presidente de la República “En el propósito de proteger la vida y el patrimonio de los mexicanos, no hay esfuerzo pequeño, ni persona que pueda sentirse ajena. Todos somos corresponsables de nuestra seguridad individual y colectiva. El trabajo en materia de protección civil nunca se agota. En cualquier lugar, en todo momento, debemos estar preparados y debidamente capacitados para enfrentar cualquier eventualidad. Estar conscientes de ello es la base de la cultura de la prevención y la protección civil.”
Además del reconocimiento a los distinguidos con el Premio de Protección Civil el ingeniero Luis Wintergerst y el doctor Roberto Domínguez, por sus aportaciones en materia de prevención y auxilio a la población, en casos de desastre, el Presidente reconoció también la labor de nuestras Fuerzas Armadas: el Ejército Mexicano y la Marina Armada de México; de la Policía Federal, la Cruz Roja y otras organizaciones, a los mexicanos atentos a cualquier contingencia para prestar ayuda inmediata. Destacando el valor de héroes anónimos que se entregan a la elevada encomienda de salvar vidas. A bomberos, rescatistas, médicos y paramédicos; voluntarios, personal de Protección Civil. Especial recuerdo de aquellos, voluntarios y servidores públicos, que perdieron la vida por salvar a sus hermanos.
En el evento el Presidente anunció la institución de un Centro Nacional de Emergencias, que monitoree de manera permanente el territorio nacional. Su objetivo: generar información en tiempo real que facilite la toma de decisiones, fortalezca la prevención y agilice la capacidad de respuesta del Estado mexicano. Se sumará a los demás programas y acciones emprendidas en materia de prevención y protección civil.
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