El escritor mexicano Daniel Rodríguez Barrón, presento su publicación “Retrato de mi madre con perros”, en donde narra la historia de Jacobo que vive atormentado por la presencia del fantasma de su madre, que lo persigue para vengar su muerte. El mundo como lo conocemos llegó a su fin, todos huyen de la peste y la evolución tecnológica es un exceso.
Retrato de mi madre con perros, publicado bajo el sello Seix Barral, es la novela que descubre a Daniel Rodríguez Barrón como uno de los más singulares escritores actuales. En un relato de los paisajes profundos de la psique humana, describe a la sociedad en la que nos estamos convirtiendo y crea un panorama catastrófico a través de la vida de un personaje que se ve envuelto en íntimas batallas internas.
El contexto socio tecnológico ha generado una soledad limitante, que atormenta. Jacobo vive sus días entre recuerdos y vivencias relacionadas con su madre, la infancia que vivió a su lado y los contados recuerdos que tiene de su padre. Su búsqueda de respuestas y los encuentros inusitados a los que se enfrenta día con día lo llevarán a hallarse encerrado en una realidad de la que no era consciente.
Indicó que “es asombrosa la manera en la que uno puede perderse frente a una pantalla. Si pudiéramos vernos desde afuera como yo veo a este hombre, nos sentiríamos avergonzados y comprenderíamos que padecemos un ligero, por decir lo menos, retraso mental. Pienso que es un buen momento para acercarme, sorprenderlo y preguntar por mi padre.”
Retrato de mi madre con perros es una obra nihilista en la que el misterio se desenvuelve con creatividad y violencia, provocando, a partir de la desesperación del personaje principal, la del lector.
Rodríguez Barrón, ha sido editor, guionista y colaborador en periódicos y revistas. Es autor de la novela La soledad de los animales (2014); de los libros de cuentos Los mataderos de la noche (2015) e Incidentes (2013); y del relato autobiográfico Morbo sacro (2018).
Bajo el nombre de Diorama, está próximo a estrenarse un largometraje basado en su pieza, La luna vista por los muertos.
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