El ‘Reporte Especial de Ciencia Climática’, revelado el pasado 7 de agosto en el New York Times – revisado por 13 agencias del Gobierno Federal, y aprobado por la Academia Nacional de Ciencias- reveló datos científicos que respaldan evidencias en torno al cambio climático y las afectaciones a los territorios de California, Texas y Florida, estados que son habitados por un gran número de hispanos.
Dicho reporte se enfoca en estudios sobre el territorio de los Estados Unidos y las repercusiones que el Cambio Climático tiene sobre él y tuvo que ser “filtrado” para dar a conocer sus resultados entre la población norteamericana, antes que la Casa Blanca autorizara su publicación, ya que los científicos temen que éste sea censurado o modificado por razones políticas.
El reporte publica información que afecta a todo el territorio de los Estados Unidos, sin embargo, cabe destacar que Estados como California, Texas y Florida, que se han visto constantemente afectados, permanecen en el ‘ojo del huracán’ por la crecida del nivel del mar y la pérdida de vegetación en su entorno.
De acuerdo con los datos, California podría verse afectada por “la frecuencia y severidad de recaladas de ‘ríos atmosféricos’ en la Costa Oeste de los Estados Unidos (arroyos estrechos que son responsables del 30 al 40% de la precipitación y nieve en la región y que son asociados con eventos de inundaciones severas), la cual incrementará como resultado del aumento en la evaporación, lo que resultará en mayor vapor de agua atmosférico que sucede cuando la temperatura aumenta”.
Asimismo, se revela que el cambio climático derivado por actividades humanas en este Estado, incrementó el riesgo en temperaturas altas durante los inviernos de 2013-214 y 2014-2015, (especialmente en el segundo), lo que representó un déficit en la humedad de la tierra y un estrés asociado a los sistemas de irrigación. También se encontró que en el 2015, algunas proyecciones respecto a sequías del ‘Índice de Severidad de Sequías de Palmer’ (PDSI por sus siglas en inglés) que se establecieron en el 2008, se cumplieron; esto demuestra la gran herramienta que estos estudios representan para la atención de fenómenos climáticos, detalla, la investigación que analiza Karen Janett Carranza J. de la organización LatInformation.
El informe científico dice que aunque el PDSI ha sido criticado por la simpleza en que analiza los datos y por ser altamente sensitivo a las altas temperaturas y probablemente exagerar las contribuciones de actividades humanas a las sequías, otros estudios más complejos también han llegado a conclusiones similares y han proyectado que las escorrentías (que sirven para la agricultura y para dotar de agua potable a poblaciones) para los Estados de California, Nevada y Texas serán gravemente afectadas en corto plazo.
El reporte explica que existen otras aproximaciones que concluyen que la sequía y ola de calor de Texas en el 2011 fueron causadas principalmente por variables naturales y anormalidades en las precipitaciones pluviales, además del fenómeno de La Niña. Sin embargo, en ese año, la contribución por actividades humanas incrementó al doble las posibilidades de que Texas alcanzara una temperatura récord en comparación a los mismos periodos registrados entre 1981 y 2010.
La comparación de estos dos estudios, llevó a determinar que los resultados para esta zona son medianamente confiables, es decir que las investigaciones pueden ser un poco subjetivas o por escuelas que compiten entre sí. No obstante lo anterior, la sequía del 2011 fue la más severa que ha sufrido Texas, lo que provocó un incremento en la mortandad arbórea del 6.2%, que es algo así como 9 veces el promedio (0.7% aproximadamente) de lo que sufría esta región. Derivado de esto, el incremento en la temperatura que se registró en la región fue una realidad que causó estragos en la población. Esta sequía podría equipararse a una pérdida global anual de carbono de aproximadamente el 36% por deforestación y cambio de uso de suelo de la tierra.
Mientras que el incremento en el nivel del mar derivado del aumento en la temperatura global, afectará a la costa de Florida de varias maneras. En primera instancia, al crecer el mar, se pierde territorio de las playas, lo que reduce a su vez el espacio de tierra firme con que la zona cuenta.
Sin embargo, la pérdida de biodiversidad es algo que podrá acelerarse como consecuencia del aumento en la temperatura del mar y el cambio en la acidificación de los océanos por el uso de químicos y tóxicos. Aunque los ecosistemas coralinos y de algas, así como de peces y otros invertebrados han sido resilientes hasta el momento, podrían enfrentarse a un tercer enemigo: la propagación de enfermedades que podría colapsar los arrecifes de coral.
De acuerdo con el ‘Reporte Especial de Ciencia Climática’, si las ‘Contribuciones Nacionales Determinadas’ -las medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al calentamiento global- establecidas en el Acuerdo de París se cumplieran, el incremento en la temperatura del país podría limitarse a los 3.6°F (2°C) dependiendo de la magnitud en la reducción de las emisiones de GEI a nivel global. Esto significa que el combate al cambio climático debe ser incesante y permanente, porque de otra manera, el calentamiento global podría alcanzar 9°F (5°C) o más a finales de este siglo.
“El incremento observado en las emisiones globales de carbono en los últimos 15 a 20 años ha sido consistente y con escenarios más elevados. En el 2014 y el 2015, el crecimiento en las tasas de emisiones se ralentizaron mientras que el crecimiento económico se ha vuelto menos exhaustivo del carbón. Aún si esta tendencia a la baja continuara, ésta no es una tasa que pudiese alcanzar las metas a largo plazo establecidas en el Acuerdo de París sobre sostener el incremento promedio en la temperatura global por debajo de los 3.6°F (2°C), que se tenía en los niveles preindustriales”.
Cabe mencionar que la Administración Trump se ha caracterizado por minimizar la relevancia de datos científicos relativos a los impactos que el cambio climático tiene sobre los ecosistemas y la salud de cada uno de los norteamericanos. Ocultar o negar esta información representa una amenaza para la toma de decisiones por parte de empresarios, agricultores, funcionarios locales de gobiernos y la población en general cuando necesiten llevar a cabo acciones preventivas o de mitigación contra fenómenos naturales como inundaciones o huracanes, además de que podría significar pérdidas multi-trillonarias de dólares en materia económica para estos sectores.
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