Además de Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama y los demás héroes que nos dieron Patria y Libertad, en los anales históricos existen otros más. Menos conocidos, pero igualmente importantes que participaron en esa gesta libertaria de nuestro país. La época independentista cubre un largo periodo iniciado dos años antes del Grito de Dolores y se extendió hasta la Consumación de la Independencia, hecho histórico que realizaron Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria. En estas dos décadas de luchas surgieron muchos hombres y mujeres que se sumaron a ese proyecto de nación. La lista es extensa y todos ellos tienen una estatua, grabado o sus restos se encuentran en algún sitio histórico de la República Mexicana.
La página del Bicentenario, que los divide entre héroes, caudillos e intelectuales, enlista a todos ellos, algunos de los cuales sus restos se encuentran en el Monumento a la Independencia o El Angel, como popularmente se le conoce, y en diversas estatuas en el Paseo de la Reforma, de la Ciudad de México. Entre los más importantes están Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, Francisco Javier Mina, Nicolás Bravo, Ignacio Aldama, Jiménez, Mariano Matamoros, Ignacio Allende, Guadalupe Victoria, Leona Vicario, Andrés Quintana Roo, Agustín de Iturbide, Hermenegildo Galeana, Ignacio López Rayón, Francisco Javier Teresa de Mier, Primo de Verdad, Antonio Torres y otros más.
Las estatuas que bordean el Paseo de la Reforma son en total 77 y representan personajes mexicanos (muchos de ellos ligados a la gesta heroica de nuestra Independencia) que han destacado en diversas etapas de nuestra historia y, a la vez, en una amplia gama de actividades que van desde la política, milicia y la vida intelectual y la científica. Todos son del sexo masculino, no hay una sola estatua representativa de la mujer mexicana. No existen las estatuas de doña Josefa Ortiz de Domínguez, ni de doña Leona Vicario.
Mariano Matamoros Guridi
1770-1814
Tras unirse a Morelos que lo nombra coronel, se dirigen a Tenancingo y de ahí a Cuautla, donde Félix María Calleja los sitió el 9 de febrero de 1812; para el 21 de abril burla al ejército enemigo y sale a buscar alimentos, pero no logra regresar. Una vez que Morelos rompe sitio, el 27 de abril, se vuelven a reunir. En azúcar, reorganizó sus fuerzas y levantó el regimiento de dragones “Apóstol San Pedro” con la divisa “Inmunidad Eclesiástica”. Morelos lo nombra segundo en jefe; el 25 de noviembre, se distingue en el ataque y toma de Oaxaca. Para el 19 de febrero de 1813 en Tonalá, persiguió y derrotó a Manuel Dambrini. Tuvo diferencias con Nicolás Bravo y Morelos lo nombra teniente general; el 21 de septiembre en Izúcar, recibe la orden de auxiliar a Nicolás Bravo, sitiado en San Juan Coscomatepec, pero no llega a tiempo para evitar la derrota de ese insurgente. Fue llamado por Morelos para atacar Valladolid, donde fueron derrotados por Ciriaco de Llano y Agustín de Iturbide, el 23 de diciembre. Para el 5 de enero de 1814 en Puruarán, donde se encontraba el insurgente, es atacado por De Llano e Iturbide; ahí es apresado, ya en Valladolid se le instruye causa y el día 21 firmó su retractación. Tres días después, el Generalísimo Morelos ofreció a 200 prisioneros realista por Matamoros, sin embargo, fue fusilado el 3 de febrero; en 1823 fue declarado Benemérito de la Patria. Nació en la ciudad de México el 14 de agosto. Sus padres fueron José Matamoros y de Mariana Guridi. Estudió en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco y en 1789 se recibió de bachiller en Artes y Teología.
Estallada la Guerra de Independencia, se dedicaba al comercio, pero buscó a caudillos insurgentes para auxiliarlos, lo que molestó a las autoridades españolas, por lo que lo vigilaron y amenazaron con la prisión. Para salir del ojo del huracán, se trasladó a su hacienda La Sauceda, donde organizó una partida de campesinos para combatir a las fuerzas realistas. Sentó sus reales en el fuerte del Sombrerete y desde ahí incursionaba por el Bajío y Los Altos. En este centro de operaciones recibió a Francisco Javier Mina; se exalta la brillante e increíble resistencia que hizo ante el ataque de Liñán. Tras rechazar muchos ataques realista, Mina dio la orden de evacuar el fuerte, la noche del 15 de agosto de 1817. Esta fuerza insurgente fue descubierta, por lo que se dispersó. Aquellos que regresaron al fuerte, fueron masacrados al día siguiente. El jefe mexicano volvió a reunirse con Mina y en el Bajío ganaron varios encuentros. Sin embargo, al ser sorprendidos cerca del rancho El Venadito, fue muerto a balazos, el 27 de octubre. Nació en la hacienda de La Daga, jurisdicción de Lagos, hoy Lagos de Moreno. Estudió en el Seminario de Guadalajara.
En 1811, se une a Hermenegildo Galeana, precisamente, cuando éste ataca la hacienda de su familia, Chichihualco, en Chilpancingo. Cumplió con varias encomiendas de Morelos, destacó por su valor en el sitio de Cuautla y después fue nombrado por el Generalísimo, comandante militar de la provincia de Veracruz. En Palmar derrotó a Juan Labaqui. Ahí se enteró del ajusticiamiento de su padre, por lo que hizo llevar a los 300 prisioneros que tenía al frente de sus tropas. Les contó su desgracia y les inquirió qué hacer con ellos. Tras un eterno silencio, ordenó: quedáis en libertad. Deja la insurgencia en 1816 y en 1817 fue encarcelado hasta 1820. Radicado en Cuernavaca, se une al Plan de Iguala, va a Puebla sitiada por Iturbide que le da el grado de coronel. El Congreso Constituyente lo eligió consejero de estado de la Segunda Regencia, de abril a mayo de 1822. Siendo republicano combatió a partidarios del imperio. Con Antonio León constituye una Junta de Gobierno en Oaxaca. Con su Ejército Libertador se traslada a Puebla y entra a la ciudad de México. Destronado Iturbide, le confía la seguridad de su persona y familiares hasta salir del país. Sostuvo por las armas a Manuel Gómez Pedraza contra Vicente Guerrero. Enfrentados en Tulancingo, fue hecho prisionero y exiliado a Guayaquil y regresa amnistiado en 1829. Toma parte en el Plan Zavala que quita del gobierno a Guerrero. También pretende ese cargo, pero López de Santa Anna lo nombra jefe del Ejército del Norte hasta 1836, retirándose a Chilpancingo. Fue presidente Interino del 10 al 19 de julio de 1839, diputado en 1841 y presidente sustituto del 26 de octubre de 1842 al 20 de junio de 1843 y del 28 de julio de 1846 al 4 de agosto de 1847; estuvo en la defensa de Chapultepec, donde fue hecho prisionero el 13 de septiembre. Retirado en Chilpancingo, no aceptó tomar parte en la Revolución de Ayutla por ser contraria a sus ideales, por lo que se supone que fue envenenado, junto con su esposa, por un médico de apellido Avilés.
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