En México existen graves niveles de contaminación acústica (ruido) que están sin control alguno y que van desde el ruido generado en construcciones, transporte, música a altos niveles en hogares y sitios comerciales, que se agudizan durante las fiestas navideñas y uso excesivo de audífonos hasta teléfonos celulares mal calibrados en su sonido que, al final, se ha demostrado que provocan sordera paulatina y pérdida de la audición.
Fausto Rodríguez Manzo, investigador del Laboratorio de Análisis y Diseño Acústico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó que investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que el ruido causa enfermedades cardiovasculares y, a la larga, la muete; más ahora con la cercanía de las fiestas decembrinas
Indicó que es necesario establecer trabajos de medición del ruido en las ciudades, municipios y delegaciones, como lo hace la UAM en Azcapotzalco, lo cual permitirá establecer y proponer medidas precautorias según las condiciones de cada zona.
Se sabe que en México ninguna ciudad mide el impacto ambiental y en la salud del ruido, pese a que todos los sistemas motorizados rebasan los niveles adecuados que permite el oído del ser humano. Según datos extraoficiales, Córdova, Veracruz, es la peor ciudad por la industria asentada y sus sistemas de transporte; en segundo sitio está Tampico, Tamaulipas, ocasionada por la actividad petrolera.
En la Ciudad de México, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), desde hace poco más de un año trabaja una propuesta de normatividad en esa materia. Un estudio que este organismo realizó señala que el Zócalo, la calle Francisco I. Madero esquina con Eje Central y Avenida Juárez tienen niveles de ruido que rebasan los máximos permitidos.
Los niveles registrados fueron de 72.7 a 83.7 decibeles en el Zócalo; 71.3 a 98.6, en Madero, y de 73.9 a 76.4 en Juárez y Eje Central, cuando la Norma Ambiental NADF-005-AMBT-06 establece que las fuentes emisoras fijas no podrán exceder los 65 decibeles de 06:00 a 20:00 horas y los 62 de 20:00 a 06:00.
Al respecto, el titular de la PAOT, Miguel Ángel Cancino, dijo que la contaminación auditiva es un problema intrínseco en las ciudades del mundo, pero consideró urgente un mayor esfuerzo para crear conciencia en la población sobre sus efectos psicosociales. Por ello, la PAOT trabaja en una propuesta de normatividad en esa materia, a fin de mejorar la calidad de vida de los capitalinos.
En dicho estudio se detalló que las avenidas Río Consulado, en su tramo de La Raza al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; Zaragoza, de la misma terminal aérea a la autopista a Puebla, y el Periférico a la altura del Toreo, son las vialidades con mayor índice de decíbeles, a causa tráfico vehicular, según el primer Mapa del Ruido, presentado por la PAOT.
El estudio, realizado por la UAM, establece que la zona norte de la capital es la más afectada por el ruido, al tiempo que determina que las principales fuentes de esta contaminación son el aeropuerto, zonas industriales, obras en construcción y sistemas de transporte público, seguida por el suroriente, debido al Tren Ligero y Metro, especialmente la Línea 12, debido a que sus vías y llantas de los trenes son metálicas.
ESPECIES MARINAS, AFECTADAS
Los niveles de ruido intraoceánico, generados por el hombre, ha aumentado un promedio de 3 decibeles por década, de acuerdo a registros en los últimos 50 años. Este ruido detectado se debe al sonido producido por el tráfico de barcos, el cual se incrementa en el fondo permanentemente, donde origena el fenómeno “ensonificación” de los océanos.
Esto ha provocado diversos fenómenos como sordera temporal o definitiva, muerte por hemorragias y varamientos masivos de mamíferos por confusión en el sonido de ubicación de las especies marinas, que por lo regular se afecta por los sonares militares y por diversas pruebas, enfocadas al estudio de temblores marinos. En México, existen poco más de 65 mil embarcaciones y se estima que en el mundo el 20% de los barcos existentes siempre se encuentran en navegación.
Estos temas no los contempla ninguna legislación ambiental o marítima nacional y estas afectaciones se entrelazan con la baja de cantidad de peces capturados en las pesquerías cuya capacidad ha caído entre 40 al 70%, aunado al uso de pistolas de aire en estudios de gas y petróleo que generan uno de los ruidos más intensos producidos por los humanos, sólo superados por la detonación de explosivos.
CONACYT: DEBE ACTUARSE CONTRA CONTAMINACIÓN SONORA
En México, más de 63 millones de personas viven en metrópolis donde están expuestas a altos niveles de contaminación sonora que ponen en riesgo su salud, indicó Jimena de Gortari, investigadora del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana.
Afirmó que, además de enfermedades auditivas, «la exposición permanente a altos sonidos también genera problemas psicológicos, padecimientos cardiacos y estrés, entre otros» y ejemplificó que una persona expuesta a ruido excesivo –igual o superior a 70 decibeles (dB)– puede experimentar enojo, ira, altos niveles de glucosa en la sangre, incremento de la presión, sudoración, secreción de adrenalina y tensión muscular.
Asimismo, esta contaminación puede alterar el sueño y, en consecuencia, disminuir la productividad de las personas, manifestó la investigadora en el Centro de Congresos de Querétaro, en donde se realizó un evento de la realidad de las ciudades mexicanas, organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios Metropolitanos (Centromet) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Recordó que en 2012, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) reformó la Ley de Cultura Cívica para contribuir a generar un ambiente libre de contaminación auditiva en la capital mexicana. En la legislación local se estableció que el máximo nivel de ruido sería de 50 dB en zonas habitacionales.
Sin embargo, mencionó que en las zonas densamente pobladas, aledañas al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se registran sonidos que alcanzan hasta los 140 dB. Indicó que «las normas existen no se pueden instrumentar, porque no existe un conocimiento social de ellas. El problema de la contaminación sonora aún no es un tema muy estudiado y difundido entre la sociedad mexicana», dijo.
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