En torno a la Navidad se realizan diversos eventos tradicionales como preparativos para recibir el nacimiento de Jesús. Todas estas tradiciones se conjuntan en las posadas navideñas.
LAS POSADAS
Las posadas recuerdan el camino que siguieron José y María por varios lugares del Cercano Oriente en búsqueda de un lugar donde María diera a luz al Niño Jesús.
La tradición recuerda este pasaje mediante dos grupos. Uno, afuera de la casa, pide a los moradores le den posada para pasar la noche que, invernal, es bastante fría. El grupo que está dentro de la casa les niega la entrada en repetidas veces hasta que, a la novena petición, abren la puerta para que entre los Santos Peregrinos.
Todo se vuelve felicidad y reciben a los huéspedes con cantos de bienvenida y abrazos de felicidad.
PONCHES Y PIÑATAS
Una vez terminado el ceremonial religioso, los asistentes comparten el ponche, mientras que los niños y jóvenes, especialmente, se dedican a romper la piñata.
El ponche es un brebaje preparado con frutas de calidad caliente para que los asistentes lo tomen y eviten las usuales gripes que se presentan en estos días.
Por lo general, se preparan con tejocote, guayaba, caña de azúcar y jamaica, en agua endulzada con piloncillo y, en algunos casos, le agregan alguna bebida que, por lo general, es ron o tequila.
La piñata es una representación del mal que, al romperse, distribuye los bienes que encierra entre los presentes.
Normalmente, la piñata se elabora con olla de barro, aunque en los últimos años se utiliza cartón para aumentar la diversión entre quienes buscan romperla.
En la tradición más remota, a los niños se les obsequian bolsa de papel rellenas de muéganos, dulces caseros, elaborados con maíz de color y encaramelados con miel de piloncillo.
En las comunidades urbana es usual, en los tiempos actuales, incluir el baile como parte del gozo por haber dado posada a los peregrinos.
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