Una vez más. Alguien, o algunos, deberán revisar y modificar sus formas de manifestación social, política, indiscutible derecho constitucional. Las formas de expresiones religiosas, en vías públicas, carreteras; la celebración de espectáculos multitudinarios; la previsión y prevención de acontecimientos indeseados, deben estar en la conciencia y en el hacer de autoridades, y de organizadores y realizadores de ese tipo de eventos.
El atropellamiento de jóvenes normalistas en Morelia recuerda que tragedias como esa no sólo ocurren de manera accidental, sino que también son provocadas cuando la intolerancia llega a niveles de exasperación causante de conductas criminales.
En ocasiones, aquéllas son consecuencia de accidentes. Tal fue el caso de un niño de dos años atropellado y muerto en la avenida Bucareli, en la ciudad de México, en noviembre del 2000, en ocasión de una marcha del Frente Popular Francisco Villa. Un joven conductor, atemorizado, trató de pasar por donde no debía hacerlo y ocurrió el accidente. Accidente fue también el atropellamiento y muerte de siete maestros de la CNTE en una caseta de cobro de cuota en Michoacán, el año pasado.
Con gran dolor recordamos el homicidio de dos pequeños de kínder en Ecatepec, en el 2002. Un vecino los arrolló, intencionalmente, cuando realizaban la ceremonia de honores a la bandera, de lunes. El criminal, aprehendido, se atrevió a vociferar que su acción fue provocada por la actitud de las educadoras que sacaron a la calle a los pequeños impidiéndole el paso.
Accidente fue el ocurrido a seguidores de Andrés Manuel López Obrador. Un autobús en el que se transportaban seguidores de sus causas, se desbarrancó en Los Tuxtla, en Veracruz. Viajaban a la capital de la república para protestar contra el triunfo de Roberto Madrazo en la contienda por la gubernatura de Tabasco, en 1994. Dijo entonces el perredista, antes priísta y ahora líder de Morena “El accidente no hubiera sucedido si Madrazo no hubiera tomado posesión del gobierno de su estado”.
En el caso de los normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, murieron dos de ellos y un joven trabajador de una gasolinera, se accionaron armas de fuego, supuestamente policiales, en el 2011. Así había sido en Oaxaca cuando entre protestas contra el gobierno de Ulises Ruiz cayó un periodista extranjero por un disparo salido de las filas de integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), 2006.
Sí, en eventos de otra naturaleza también ha habido víctimas fatales. En algunos de carácter religioso, peregrinos arrollados en la marcha, accidentes de autobuses o camiones en los que se transportan. En espectáculos de cualquier naturaleza, gradas que se caen; entradas o salidas tumultuarias de lugares donde se realizan.
Sí, autoridades, promotores ocultos o a la vista, organizadores, deben tener la capacidad de prever y prevenir acontecimientos como los señalados para actuar en consecuencia. El gobierno del Estado de México recientemente canceló un evento musical, en una acción preventiva, ante las condiciones que presentaba el escenario donde habría de realizarse.
¿Quién? ¿Quiénes son los responsables de la tragedia vivida hoy por normalistas de Morelia? ¿Qué deberá hacerse para que acontecimientos como esos no ocurran más?
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