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Un siglo de trabajo, vocación y lealtad

Por: Ramón Sifri

A cien años de distancia, sin duda alguna, el pueblo de México puede tener confianza y certeza en la inmensa mayoría de los miembros de nuestro glorioso Ejército Mexicano. Sí gentil lector, parece fácil relatar 100 años de trabajo ininterrumpido. 100 años de esfuerzo, sacrificio y sobre todo lealtad a la patria, respeto al pueblo de México y lucha incansable en los momentos más difíciles y álgidos que registra la historia nacional.

     El tema no es menor, tratándose de tareas, misiones y el cumplimiento irrestricto del deber cumplido para con las instituciones de la república, con más de 110 millones de mexicanos a todo lo largo y ancho de la geografía nacional. Luego entonces, la vida de un militar, créalo usted, no es nada fácil y mucho menos cómodo, toda vez que el compromiso y entrega, independientemente de grados y jerarquías, lo mismo obliga al soldado más humilde (raso) que al general mejor encumbrado, llegando hasta el cargo más alto que se pueda alcanzar dentro de las fuerzas armadas, Comandante Supremo, responsabilidad, que como usted sabe, por mandato de Ley, recae en la investidura del Presidente de la República.

En este contexto, la importancia del Ejército Mexicano en el desarrollo del país es incuestionable. Baste recordar su participación en los tres movimientos más insignes de nuestra historia, Independencia, Reforma y Revolución, pasando lo mismo por Planes conocidos los de Guadalupe, Ayutla e Iguala. Batallas gloriosas como las de Puebla, Loreto, Zacatecas; defensas heroicas de sitios y estados como el Castillo de Chapultepec, Batallón de San Blas, Puerto de Acapulco, Veracruz. Hasta llegar a Planes para defensa y protección en caso de desastres naturales del pueblo de México como los del Plan DNIII, que en reiteradas ocasiones ha sido más que demostrada su profesionalismo y efectividad en México como en el extranjero.

Así las cosas, cómo olvidar su invaluable ayuda con la sociedad civil en terremotos, huracanes, tormentas, erupciones volcánicas e incendios sucedidos en el devenir histórico. Acaso alguien ha podido olvidar el terremoto del 19 de septiembre de 1985; el huracán en la Costa del Pácifico mexicano del mes de octubre 1959; la erupción del volcán Paricutín en el Estado de Michoacán en 1949; el terremoto de 1973 en el Estado de Veracruz; huracanes como el Stan, Emily, Paulina; en el Océano Atlántico; el Wilma y Gilberto en Quintana Roo; inundaciones como las del Estado de Tabasco en el 2007; la erupción del Chichonal en 1982 . Y qué tal su valiosa aportación con hermanos en desgracia de otros países como los EEUU, Centro y Sudamérica, Asía-Pacífico.

Y qué de las intervenciones y guerras en las que han ofrendado su vida desde cadetes del Heroico Colegio Militar hasta soldados y oficiales de nuestro Ejército Mexicano; como omitir o soslayar su gloriosa participación en intervenciones como la francesa, inglesa, española y estadounidense. Resulta sumamente complicado tratar de hacer una crónica de la participación de nuestras fuerzas armadas en unas cuantas líneas, no es tarea fácil realizar una apretada síntesis de toda una vida de servicio de nuestro glorioso Ejército Mexicano. El tema que hoy nos ocupa -cien años de vida de nuestro Ejército mexicano- tiene una destacadísima vocación de servicio, ética y lealtad incuestionable hacia la patria y los mexicanos.

Al realizar un rápido conteo de sucesos y hechos históricos no pueden dejarse fuera otros acontecimientos importantísimos donde la intervención y patriotismo de nuestro ejército fue decisivo para mantener la estabilidad y paz social de todo el Estado Mexicano en momentos sumamente difíciles y complejos. Me refiero a los acontecimientos, asonadas y levantamientos como la guerra cristera, la de castas; del sinarquismo, movimientos como los de la decena trágica, Cananea, Río Blanco, el de los médicos, ferrocarrileros, los del 68, junio del 71, y que tal los últimos, como los del EZLN, desgracias y descuidos como los de PEMEX y muchos otros que sin restar importancia u orden cronológico han ocupado los titulares de la prensa nacional e internacional.

Otra característica que no debe regatearse y mucho menos pasar por alto son la participación de toda la estructura, orgánica y las funciones que desarrollan los diferentes cuerpos técnicos, administrativos y profesional de toda la estructura que han dado vida a la Secretaría de la Defensa Nacional que usted conoce actualmente, sin embargo, contar con una estructura como la actual se debe al incansable trabajo realizados por soldados y oficiales mexicanos que han dedicado y ofrecido su vida por largos años en bien de la sociedad civil, se debe al esfuerzo, dedicación, sacrificio y estudio de hombres y mujeres que decidieron abandonar la comodidad de un hogar y la compañía de sus seres más queridos para dedicarse a velar por los intereses más altos de la República.

Falta tiempo y espacio para resumir todos los servicios brindados al pueblo de México por parte de todos y cada uno de los miembros de la SDN. Sin embargo, su misión, lealtad, entrega y patriotismo a las mejores causad están la vista, uno de sus mejores generales que ha dado la SDN, sin duda alguna, fue el general de División Diplomado de Estado Mayor, Alonso Aguirre Ramos, quien desde las tribunas de las Cámaras de Diputados y Senadores, en su calidad de Presidente de la Comisión de Defensa Nacional señaló con firmeza, en un aniversario como el que hoy nos ocupa: “ser un soldado de la república es el honor más grande que pueda alcanzar un ciudadano mexicano” (sic)

Finalmente, diligente lector, permítaseme compartir con usted la siguiente reflexión: hablar de cien años de trabajo, entrega, sacrificio y lealtad para con la patria y el pueblo de México, debe tener algún mérito, no se trata de crear “deidades”, simplemente manifestar nuestro reconocimiento y testimonio personal a quien realiza tan noble labor.

Citar a los miembros de nuestro glorioso Ejército Mexicano debe romper viejos paradigmas. Me parece que aludir cien años de vida institucional de la SDN es una verdadera proeza realizada por todos y cada uno de sus integrantes. El tema de nuestras fuerzas armadas debe ser redimensionado y valorado en su justa dimensión, el Ejército Mexicano no solamente son armas, cañones, balas, botas, lucha entre buenos y malos, No, los miembros del ejército además de todo lo detallado en renglones anteriores, también prestan servicios de salud, con sus hospitales, clínicas, médicos especialistas en diversas ramas de la medicina, enfermeras, radiólogos, técnicos y trabajadores del ISSFAM, brindan alimentos y bebidas calientes en siniestros y fenómenos naturales, que rebasan a la autoridad civil, coadyuva en instrucción de la enseñanza a adultos mayores y analfabetas, colabora con apoyo a la sociedad civil con servicios de peluquería, dental, abriendo brechas, haciendo campañas hasta de reforestación, aportan todas sus especialidades como las de transmisiones, transportes, ingenieros militares, tiendas departamentales, unidades habitacionales, centros deportivos y recreativos, bandas no solamente de guerra sino de música y en fin, en próximas entregas continuaremos compartiendo con nuestros respetables lectores todas las actividades que se desconocen sobre nuestro glorioso ejército mexicano. Felicidades por cien largos años de vida, que esperemos tengan muchos siglos más de existencia para enseñar a los mexicanos bien nacidos “La grandeza de la Humildad”.

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