La firma de consultoría en manejo de riesgos Vestiga Consultores, identificó en su más reciente entrega del Estudio Nacional de Factores de Impacto en las empresas mexicanas que apenas un 10% de ellas se han beneficiado, de un modo u otro, de la actual crisis pandémica frente a una enorme mayoría que ha registrado efectos negativos.
En el mismo tenor, el estudio identificó diversas medidas adoptadas en estos meses por las empresas para lidiar con el fuerte impacto distorsionador del mercado y de la dinámica de las mismas organizaciones empresariales.
Dichas medidas, indica el socio director de Vestiga, Sergio Díaz, reflejan la seriedad y profundidad “de una crisis que ha obligado a las empresas a hacer un doloroso esfuerzo por mantenerse a flote y salir avantes de la compleja y harto difícil circunstancia que ha impuesto esta crisis pandémica”.
De esa forma, destacó Sergio Díaz, entre esas “dolorosas acciones”, destacan la cancelación de servicios de consultoría (en casi 60% de las empresas), suspensión de inversiones y apertura de nuevas plantas u oficinas (casi 45%), reducciones salariales, compensaciones, prestaciones y suspensión de nuevas contrataciones (casi un tercio de las empresas), renegociación de términos con proveedores (casi 30%) y, la más dramática, la terminación/recorte de empleados (más de un cuarto de las empresas mexicanas se han visto obligadas a hacerlo).
Asimismo, reducción de precios y oferta de plazos a sus clientes (un cuarto de las empresas) y renegociación y búsqueda de nuevos créditos (casi un quinto de las empresas), han sido otras de las medidas adoptadas en estos meses por el empresariado mexicano para tratar de remar con éxito contra la fuerte corriente en contra.
Y pese a esta fuerte adversidad, comenta Sergio Díaz, que una vez más sale a relucir el tradicional optimismo de los empresarios mexicanos, un rasgo que en forma consistente se ha identificado a lo largo de varios años de “medir el pulso de las percepciones del empresariado nacional” y, según este último monitoreo, “dos tercios de los tomadores de decisión de las empresas mantienen un grado relativamente alto de optimismo de que sus respectivas organizaciones saldrán delante de esta crisis durante los próximos doce meses”.
Concluyó que “estos resultados más recientes de nuestro monitoreo no esconden la gravedad y profundidad del impacto de la crisis pandémica en las empresas mexicanas y, sin embargo, tampoco parece prevalecer un ánimo derrotista o pesimista en el empresariado y ello es, sin duda, un primer y muy importante paso para comenzar una recuperación gradual: los empresarios mexicanos están acostumbrados a la adversidad y, aunque esta situación parece mucho peor a cualquier cosa que hayan enfrentado antes, sin duda harán su mejor esfuerzo para adaptarse y seguir adelante”.
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