Vamos a Brasil a la justa mundialista con lo mejor de nuestro futbol profesional. Discutido y discutible en muchos aspectos. Entre ellos el de una comercialización extrema que mucho resta al espíritu deportivo en sí. Ahora, inmersos en ese proceso, por ejemplo, algunos proponen que no haya descenso en los próximos torneos. Fórmula temporal para aumentar a 20 los equipos en la liga MX; primera división en realidad. Salvación por el momento, para equipos como Atlas, Veracruz, Puebla y otros que eventualmente pudieran incurrir en malas temporadas poniendo en riesgo a sus colores, a sus seguidores.
El futbol de paga es un negocio, verdad de Perogrullo, y como negocio lo miran quienes en ello invierten dinero, tiempo, esfuerzo; hasta sueños y esperanzas. Así, sufrimos la fase crítica de nuestro seleccionado cuando estaba en riesgo de no acudir a la Copa FIFA 2014. Salvado el escollo de la fase regional y del repechaje, firmas promotoras respiraron con alivio y hoy vemos la proliferación de anuncios y promociones que tienen a “la verde” como motivo comercial preponderante en tiempos de preponderancias.
Vamos con una “verde” en la que están puestos anhelos de triunfo de un pueblo que los necesita en el deporte, hoy especialmente en el futbol, para proyectarlos a otros aspectos de la vida nacional. Por ello no fue casual que el Presidente Enrique Peña Nieto los abanderara en el símbolo mayor del gobierno mexicano: el Palacio Nacional.
Asunto de negocios el futbol de paga, sí, pero con efectos en la conciencia patria, como que cuando los triunfos ocurren el Ángel de la Independencia, en la capital de la República, y plazas y calles de la ciudades de México, son escenarios donde se expresa un nacionalismo que va más allá de lo deportivo.
Sí el deporte de competencia, en general, y el futbol en particular, tiene sentido en el ser y el hacer nacional. En su momento los Juegos Olímpicos convocan a los seguidores de los ejercicios de pista y campo, de natación y equitación, de gimnasia y basquetbol y voleibol y futbol; a los de arquería y los de tiro, a los aficionados al taekwondo, a los de otros más. Pero hoy futbol llama, tanto que se llega a sugerir la pertinencia de un breve alto en el tratamiento de pendientes legislativos, de la mayor importancia, con la finalidad de evitar distracciones. A cuánto se llega.
Vamos a Brasil, con la verde, aunque mal gusto de directivos la combine con una roja, o pretendida roja, con el diseño de la camiseta de Charlie Brown. Con la verde viaja el espíritu de un México que, pase lo que pase, y como pase, seguirá portando con orgullo el uniforme deportivo nacional. Con la esperanza de triunfos. En esta justa y en cuantas sigan. Triunfos que repliquen los alcanzados en otras ramas: golf, clavados, arquería, boxeo, taekwondo, marcha, atletismo. Triunfos que repitan lo alcanzado por la selección olímpica de futbol, contra Brasil por cierto, en 2012; y por la selección sub 17, en Perú, 2005, y en México, 2011.
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