Tras la caída de 0.4 por ciento anual en la productividad entre 1990 y 2011, que contrasta negativamente con el aumento que registraron la fuerza laboral y la inversión, a partir de 2014 el crecimiento de la economía se estima en 3.5 por ciento hasta alcanzar 5.3 por ciento al finalizar el sexenio de Enrique Peña Nieto, como resultado de las reformas estructurales que aprobó el Congreso de la Unión.
Las reformas más trascendentes en materia económica y de desarrollo social -laboral, educativa, telecomunicaciones y competencia económica, hacendaria, financiera, y energética, tienen como principal objetivo acelerar el crecimiento económico de México de forma sostenida en beneficio directo de las familias.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) expone en el Informe Semanal de su Vocero que el crecimiento de una economía se da cuando hay mayor productividad sin necesidad de aumentar la fuerza laboral o el capital, aunado a que los insumos se utilizan de forma más eficiente.
En México el atraso económico de los últimos 20 años se debe al rezago en la productividad y, para afrontarlo, el Presidente de la República promovió las reformas estructurales que, además. Permitirán reactivar el crecimiento y reducir los niveles de pobreza.
Para la Secretaría de Hacienda resulta indudable que la adecuada implementación de la agenda de reformas será un elemento clave para aumentar el atractivo de México como destino de la inversión doméstica y extranjera, lo que se traducirá en más empleos formales mejor remunerados, que acelerarán la productividad nacional.
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