Las restricciones en el abasto de agua, a parte de la población del Valle de México, en el fin del mes pasado, debiera ser motivo de reflexión. De todos. Lo mismo de los habitantes de la zona metropolitana donde se ubica el Distrito Federal, que de quienes, distantes, pudieran sentirse ajenos al significado de éstos.
De qué se trata. Por qué un programa que durará, se anuncia, hasta mayo. Cinco meses, incluido el ya pasado enero. Bueno, la red hidráulica que alimenta a la zona requiere de mantenimiento mayor. Por otra parte, hay un agotamiento del recurso hídrico en las fuentes de origen. El calentamiento global modifica los regímenes pluviométricos y en este caso ha sido en disminución de precipitaciones.
Parte de la población afectada padece por primera vez el fenómeno. Sufren carencias que para otros es habitual, más que estacional. Como es el caso de la delegación Iztapalapa de la ciudad capital de la República. Más aún, muchos mexicanos aún no tienen el disfrute, al que tienen derecho, del agua potable. Este, que es un indicador del desarrollo social.
Muchas familias del país no conocen, no ha conocido, lo que es recibir el agua entubada.
Mucha gente en esta nación nuestra de tantas desigualdades, de tanta inequidad, debe esperar a que administraciones gubernamentales, por medio de pipas y hasta de recipientes en carreta, llegue a proveerlos del vital líquido. Hay quien debe caminar kilómetros para tomarlo de fuentes comunes. No es extraño en algunos paisajes sociales, en muchos, por desgracia, ver a niños y mujeres, provistos de cubetas, cumpliendo con semejante labor.
Mientras, en ciudades como la de México, vemos con tristeza, cómo se desperdicia el agua. Simplemente en la red de distribución se pierde, según estimaciones, el 30 por ciento del abasto. Luego, al interior de los domicilios, por fallas en las instalaciones domésticas, se pierde otro tanto. Sobre esto hay quienes hacen un uso indebido del recurso y lo desperdician. ¿Se ha puesto usted a pensar cuánto se pierde al dejar correr el agua de la regadera, en espera de que comience a salir la caliente con la que nos bañamos? Creo que por cada baño se pierden de cinco a diez litros de agua. Multiplíquese por el número de integrantes de las familias usuarias y estaremos cerca de tan lamentable realidad.
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