Notas

Consejo Mexicano de Desarrollo Rural Sustentable

En la primera reunión del año, del Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable, su presidente, Enrique Martínez y Martínez, secretario de Agricultura, dijo, palabras más, palabras menos: es necesaria una cirugía mayor en las normas y las formas para atender la producción rural. El sector, hace algunos años, aportaba el 16.5% al Producto Interno Bruto, PIB. Hoy, no va más allá de un modesto 3.7%. Se requiere asistencia técnica de calidad, financiamiento, semillas mejoradas, fertilizantes, programas de aplicación oportuna, entre ellos Procampo, con reglas de operación claras, accesibles, que permitan bajar sin dilación los recursos destinados a ello en el Presupuesto de Egresos de la Federación.

Atento a las palabras del secretario de Agricultura, Beymar López Altuzar, presidente de la Unión Nacional de Organizaciones para el Desarrollo Integral Sustentable, UNOMDIE, quien de manera puntual y consistente promueve ante la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados recursos para el sector. El año pasado gestionó y obtuvo que en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2013, se etiquetaran 400 millones de pesos para programas que su organización promueve. Comenta Beymar: “nuestras organizaciones están listas para aplicarse a las gestiones correspondientes tan pronto como las reglas de operación sean publicadas tal como es del interés del secretario Martínez y Martínez. Como dice él, hay que llegar a tiempo al tiempo”.

Es necesario un mejor apoyo a los productores agrarios. Entre los temas considerados, el del fertilizante motiva mi mayor interés. Es parte de mi experiencia personal. Frente a la casa de mis padres, en mi infancia, años 50, en mi ciudad natal, Córdoba, había una bodega de Guanomex. El producto almacenado producía un hedor intenso. Resultaba altamente molesto para quien no estaba acostumbrado a percibirlo. Mi abuelo, Gregorio, hombre de campo, me explicaba qué era aquello de los guanos. Desechos recogidos de los lugares donde las aves anidaban. El símbolo de aquella empresa era una gaviota, creo. Fue mi primer acercamiento a ese insumo.

Como servidor público trabajé en Bodegas Rurales CONASUPO, 1971-1973. El director de la paraestatal era Jorge de la Vega Domínguez. Antonio Murrieta Necoechea era gerente de la filial a cargo de almacenamientos primarios, más servicios a la producción y la comercialización, y otros de carácter social. Ambos funcionarios de acreditada capacidad, ratificada en los hechos. En BORUCONSA yo estaba a las órdenes de Julio César Ruiz Ferro quien con el tiempo llegaría a la gubernatura de su estado, Chiapas, donde dejó testimonio suficiente de que las cosas se pueden hacer bien, honestamente.

Beymar López Altúzar, presidente de UNOMDIE, presenta a Enrique Martínez y Martínez, secretario de Agricultura, su propuesta de divulgación en apoyo de los programas del desarrollo rural sustentable.

Julio César diseñó y fue responsable de un programa de abasto de fertilizantes. En el primer año se atendió a 16 ejidos. En el segundo se llegó a 60. Fue aumentando sucesivamente con resultados excelentes. Pero, hubo un pero en el cual me vi involucrado. Un ejido del municipio de Villa de las Flores, Chiapas, fue excluido del programa, a destiempo. Cuando las lluvias comenzaban. Me tocó ir a informarlo, acompañado del galardonado escritor Eraclio Zepeda, cuentero (así se proclama), que era responsable del Grupo de Divulgación de Boruconsa. Al hacer del conocimiento de la asamblea la mala noticia, en el rostro de aquellos recios productores de maíz asomaron lágrimas de coraje, de impotencia. ¿Qué vamos a hacer ahora, la siembra está en proceso y nosotros enfrentamos a los comerciantes particulares del fertilizante? No tuve respuesta. Aquellas imágenes permanecen en mi sentimiento y mi conciencia y por ello entiendo a plenitud las palabras del secretario de Agricultura.

Aquel problema no fue responsabilidad de CONASUPO y su filial Bodegas Rurales. No, desde algún escritorio de Fertilizantes Mexicanos, Fertimex, se borró el compromiso con el ejido chiapaneco.

El secretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez dialoga con Héctor René García Quiñones, coordinador de Vinculación Sectorial, Roberto Femat, coordinador de comunicación social y Héctor Villar de Mi Ambiente.

Años más tarde, estuve a punto de asumir la subdirección de Fertilizantes de Veracruz, por órdenes del gobernador de mi estado, don Fernando Gutiérrez Barrios, de tan grata memoria. Cuando estaba en el despacho del secretario general de gobierno, Dante Delgado, a punto de dirigirme a tomar la responsabilidad, al lado de José Lima Cobos, director de la filial veracruzana, se cambió la decisión y fui nombrado subdirector de administración del naciente Instituto Veracruzano de Cultura cuya dirección había sido encomendada a la doctora Ida Rodríguez Prampolini, maestra emérita de la UNAM de cuya calidad intelectual habla su obra, de reconocimiento internacional.

No termina allí mi acercamiento al tema de los fertilizantes. Mucho he tenido la oportunidad de hablar sobre ello con Roberto Michel Padilla. Fue subcontralor de Fertimex. La liquidación de la empresa para entregar la actividad a particulares, fue lesiva para los productores, especialmente para ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios. Fertilizantes Mexicanos era una empresa estratégica desde una perspectiva económica, social y aún política. Michel Padilla, licenciado en economía por la Universidad de Guadalajara y maestro en su especialidad por el Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE, sabe de qué habla como hombre de campo que también es. En su carrera de servicio público acredita, además, haber sido funcionario de CONASUPO, y haber dirigido el Centro de Finanzas Públicas y la Unidad de Evaluación y Control de la Auditoría Superior de la Federación, de la Cámara de Diputados.

En la reunión del Consejo, comentada, privó un sentimiento de comprensión de la importancia creciente de la producción rural. Se le propone digna de la mayor consideración en el Plan Nacional de Desarrollo y en el Programa Sectorial, con el objetivo de resolver dos cuestiones estratégicas para la nación: producción alimentaria suficiente, de calidad y sustentable a fin de preservar los recursos de los mexicanos de ahora y de los de mañana.

Acerca de Hector Villar Barranca

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