Al norte del estado de Hidalgo, una tierra elevada esconde un impactante secreto: pasando la Barranca de Metztitlán, se abre ante el viajero un mundo sorprendente, en el que las maravillas naturales rivalizan con las maravillas del hombre; un mundo en el que el presente convive con la tradición y donde la historia resuena todavía con fuerza, trayendo a nosotros ecos desde el pasado.
De esta forma se puede decir que la Sierra Huasteca es, una tierra de contrastes en donde coexisten los diversos ecosistemas y estilos arquitectónicos conviven en armonía y que son ideales para ser conocidos por los turistas nacionales e internacionales.
Visitar la Sierra Huasteca es experimentar la montaña y el desierto, vivir la aventura y la historia, conocer el legado de la orden de los Agustinos, sorprenderse con el Carnaval y el Xantolo, descubrir el son y el huapango y disfrutar una de las gastronomías más ricas de la República. La ruta es sinuosa y retadora; el clima, tan variado como el paisaje. Sin embargo, la experiencia de adentrarse en la Sierra Huasteca sólo puede ser descrita como el placer de descubrir un mundo escondido.
Entre algunos de estos sitios está Metztitlán “Lugar en la Luna” (según el nombre náhuatl) y es la puerta de entrada a este mundo antiguo. La Barranca de Metztitlán es la primera etapa de la ruta y un deleite por dar cabida a un paraje natural extraordinario, reconocido como Reserva de la Biósfera.
En la localidad, el principal atractivo de Metztitlán es el Ex Convento de los Santos Reyes, un complejo arquitectónico de estilo plateresco, que aún hoy constituye una de las joyas religiosas del estado de Hidalgo. Con su imponente espadaña de siete campanas, sus dos grandes efigies de cantera de San Pedro y San Pablo y sus retablos de madera bañada en oro.
En el caso de San Agustín Metzquititlán, es una tranquila localidad, con agradables jardines que pintan de color sus pulcras calles. El centro de la actividad del pueblo es la Plaza de armas, rodeada de bellas jardineras y coronada por un cuidado quiosco. Ahí se encuentra el Santuario del Señor de la Salud en un estado de conservación envidiable.
Zacualtipán de Ángeles, es arriba de la Sierra, sitio en donde nació el legendario revolucionario Felipe Ángeles, que luchó con Pancho villa en la División del Norte. El hijo pródigo de Zacualtipán le dio su nombre al pueblo pero también al Centro Cultural Felipe Ángeles, donde se realizan talleres artísticos y se montan exposiciones.
Seguimos avanzando y llegamos a un profundo valle bañado en su parte baja por la Laguna de Ateza, rodeada de bosque de coníferas. El viajero que visita Molango puede darse una vuelta y navegar en lancha hasta la pequeña isla en el centro de la laguna o acercarse a la cascada que se encuentra a pocos minutos.
Sobre Huejutla de Reyes se puede decir que es la última etapa del recorrido. En donde su Plaza Revolución es un auténtico tesoro, pues en ella se encuentra el sobrio pero elegante Ex Convento de San Agustín y el Reloj Municipal, que cada hora rinde homenaje al músico hidalguense Nicandro Castillo reproduciendo su canción El Cantador.
Pero si se pregunta cómo llegar a este rincón del ecoturismo mexicano, desde la Ciudad de México debe tomar el eje Central Lázaro Cárdenas hacia la Autopista 85, seguir en dirección a Pachuca hasta tomar el Boulevard Nuevo Hidalgo, continuar por Boulevard Donaldo Colosio hasta Fray Martín de Porres, doblar a la derecha hasta tomar el Camino a Reforma en dirección al Corredor de la Montaña y de ahí, incorporarse a la Carretera Federal 105 Huejutla de Reyes hasta tomar la Carretera Estatal 37, que conduce a Metztitlán.
Comentarios Cerrados