El 2021 inició con una creación de empleo débil. De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social en enero se crearon 47 mil empleos en su comparación mensual, nivel inferior para un mes de enero desde 2015. Dadas las condiciones actuales de la pandemia, así como a diversos factores adicionales y rezagos de la economía mexicana previos a la pandemia mantenemos nuestra previsión de lenta recuperación del empleo.
Si bien es positivo que nuevamente se presentará un crecimiento del empleo, resulta insuficiente dada la pérdida de empleos que se dio a partir del inicio de la pandemia y que se ubica todavía con una brecha de 792 mil empleos menos respecto a febrero de 2020, mes en el que se había alcanzado un total de 20.6 millones de trabajadores afiliados al IMSS.
Cabe señalar que cerrar esta brecha requerirá de un esfuerzo importante y de una reactivación económica -en particular de la inversión, que lleva mostrando debilidad desde 2018- mucho más acelerada; sin embargo, dado el panorama actual, de debilidad de la demanda interna, y el contexto de incertidumbre que genera problemas de inconsistencia temporal -debilidad estructural de la inversión, presentes antes de que iniciara la pandemia, sumado a un lento inicio del programa de vacunación de la población, parece complicado poder cerrar la brecha acumulada de manera consistente en el presente año. De hecho, para poder alcanzar el nivel de empleo previo a la pandemia se tendrían que crear un volumen de empleos superior a 2016, único año que se han registrado 800 mil nuevos empleos en su comparación anual al cierre de diciembre, y/o generar prácticamente 50% más empleos respecto al promedio desde 1997 -para los años con crecimiento positivo al cierre de año.
… y dado el escenario de reactivación económica, factores estructurales y de inconsistencia temporal difícilmente se cerrará en el corto plazo
Revisando de manera más detallada el comportamiento de la creación de empleo en el mes de enero es más evidente la debilidad de la reactivación del mercado de trabajo formal. En este sentido, si bien hubo creación positiva de empleo, esta fue el resultado de la generación de 61 mil empleos eventuales y de una pérdida de 13 mil empleos permanentes, con estos resultados, el rezago previo a la pandemia en el caso del empleo permanente sigue siendo el más relevante, con 661 mil empleos menos respecto a febrero de 2020 y 131 mil menos en el caso del empleo eventual. Es decir, la pandemia trajo un aumento en la precarización del empleo.
La pérdida de empleos permanente refleja la debilidad del mercado laboral en el inicio de año
La dinámica de creación de empleo en tasas de crecimiento interanuales confirma la débil creación de empleo. En este sentido, en enero el empleo formal tuvo una tasa de (-)3.3%, 0.1 pp menor respecto al mes previo, sin embargo, en el caso del empleo permanente esta situación se hace más visible al pasar de una tasa de (-)3.1% en diciembre a una tasa de (-)3.4% en enero. Por otro lado, el empleo eventual tuvo un resultado relativo mejor al de diciembre al pasar de (-)3.4% a (-)2.7%. Dado este escenario y de manera comparada con la crisis de 2008-9 se empieza a configurar un escenario de caída más rápida de empleo y recuperación más prolongada.
Fuerte ajuste en la distribución salarial, pérdida de 923 mil empleos de más de 2 SM
Como se pudo ver anteriormente, la recuperación del empleo presenta matices diferentes, esto se hace más evidente cuando vemos la dinámica de creación de empleos por nivel de ingreso en rangos de múltiplos de Salarios Mínimos (SM).
En variación neta mensual lo que podemos identificar es una fuerte contracción de empleos de mayores ingresos y que fue sustituido por empleos de menor remuneración. De manera puntual, se crearon 971 mil empleos de hasta 2 SM y se perdieron 923 mil empleos de más de 2 SM, de los cuales 399 mil que se perdieron fueron de más de 5 SM. Esto podría reflejar un afectación más fuerte sobre el mercado laboral y que como anticipamos anteriormente en una segunda etapa la afectación sería sobre los empleos de mayor ingreso. Partiendo de lo anterior lo que se ha observado es un ajuste en el empleo de menores salarios, pero a medida que el impacto negativo sobre el mercado de trabajo no se ha logrado atenuar los daños han sido sobre los empleos de mayor remuneración, cuya afectación podría ser más permanente y que “en términos de estructura productiva tiene un mayor impacto, ya que este tipo de empleo representa una pérdida de capital humano y rompe las trayectorias laborales de los trabajadores que por lo general son los más productivos” (para más ver).
Cuando revisamos las distribuciones salariales se perciben de manera clara los ajustes en el mercado de trabajo y la pérdida de empleos de mayor remuneración. Tomando de referencia la distribución salarial de enero 2021 respecto a diciembre de 2020, los trabajadores con ingresos de hasta 2 SM se incrementaron en 4.8 pp y por el contrario se obtuvo una pérdida relativa de los rangos salariales de más de 2 SM, siendo más fuerte la afectación en los empleos de más de 5 SM cuyo peso relativo se redujo en 2.1 pp, es decir, un equivalente a 400 mil puestos de trabajo.
Tomando de referencia el mes de febrero de 2020 los cambios en las distribuciones presentan una situación similar. En este sentido hay un incremento del peso relativo de los trabajadores de hasta 2 SM de hasta 1.5 pp, y una pérdida relativa de los trabajadores de mayores ingresos. En este caso, el incremento del peso relativo de los puestos de trabajo de menor remuneración parecería ser menos importante, pero por el contrario muestran una afectación más severa sobre la distribución salarial y que es producto de la dinámica de pérdida neta de empleos señalados. Al inicio, la destrucción de trabajos de menor remuneración nos llevó a la distribución salarial de diciembre, con un peso relativo más alto de los empleos de mayor remuneración de manera comparada con febrero de 2020. De manera posterior, el ajuste de enero, con la recuperación de empleos de hasta 2 SM y la pérdida de empleo del resto de niveles salariales -más altos- no solo nos regresó a una situación similar a la de febrero -previo a la pandemia y al primer ajuste de la distribución salarial- sino nos ubica en distribución con un peso relativo de los trabajadores de hasta 2 SM aún mayor, por lo que el impacto negativo empieza a mostrar signos de afectación más permanente y de una mayor precarización de la estructura laboral del país.
Los ajustes en la distribución salarial representan una pérdida de empleo de mayor remuneración
Estos cambios en las distribuciones salariales implican que hubo una sustitución de empleos de mayor remuneración por otros de menor salario de manera generalizada, y que en el mejor de los casos representó una pérdida de ingresos de 50%, pero en algunos casos pudo representar sustituir empleos con hasta 5.5 veces menor salario, por ejemplo, se estima que sustituir un empleo de 10 salarios mínimos por un empleo de hasta 2 SM representa pérdida equivalente de hasta 4 veces de salario en promedio. Partiendo de estas distribuciones salariales y suponiendo que la sustitución fue por empleos de hasta 2 SM, en una primera estimación general y dado el nivel de agregación de la información con la que se cuenta, la pérdida en la remuneración en promedio ponderado puede alcanzar hasta el momento una reducción salarial de 67.9% [1]. Esto puede tener graves consecuencias para la evolución del mercado interno.
Si bien este ajuste podría pensarse como temporal y causado por factores estacionales -entre otros- cuando observamos la dinámica del empleo por nivel salarial desde 2019, lo que vemos es que la situación del empleo de mayor remuneración no solo tuvo un fuerte ajuste de manera reciente, sino que los empleos de más de 5 SM han tenido ya 25 meses de tasas interanuales negativa, situación que incluso se agravó durante la pandemia. En este sentido, los empleos de más de 10 SM han tenido tasas interanuales con caídas superiores al (-)20% de mayo a diciembre de 2020. Cabe señalar que la variación interanual de enero gráficamente podría parecer menos grave, sin embargo, esto no es así, ya que hay que tomar en cuenta que la caída del empleo en estos niveles salariales comenzó desde enero de 2019, por lo cual la base de comparación anual ya parte de un fuerte deterioro del empleo en estos niveles salariales.
A nivel sectorial el rezago en el número de empleos es generalizado, sin embargo, los sectores más afectados se concentran en los 5 principales generadores de empleo formal. De estos, la manufactura presenta menos rezago con 18 mil empleos menos respecto a febrero, este sector es el más cercano a alcanzar sus niveles pre-pandemia y cuya recuperación ha estado impulsada por la reactivación de la demanda externa.
Por el contrario, el sector más afectado es el de servicios para empresas, personas y el hogar que mantiene un déficit de 491 mil empleos. El sector comercio y construcción mantienen un déficit de más de 100 mil empleos y dada las perspectivas de reactivación económica la recuperación a nivel de sector económico seguirá siendo heterogénea y con diferentes matices.
En términos de variaciones interanuales la recuperación de manufactura parece ser más clara ya que incluso presentó una tasa de crecimiento positiva (0.1%) por lo que probablemente este sector continúe con su recuperación apoyada en el buen dinamismo del sector de manufacturas de Estados Unidos y su impulso a las exportaciones no petroleras de México. En el caso de la construcción nuevamente, tuvo un cambio de tendencia negativo y al igual que el sector de servicios no se ve una tendencia clara hacia la recuperación.
A nivel estatal sólo tres entidades federativas han presentado empleo por arriba de los niveles pre-pandemia, son los casos de Sonora, Chihuahua y Tabasco que en conjunto tienen 16 mil empleos más respecto a febrero de 2020. En el resto de las entidades, la pérdida de empleo es heterogénea y esto se ve reflejado a nivel estatal, es decir, en promedio existen 28 mil empleos menos respecto a febrero de 2020, sin embargo, 80% se concentra prácticamente en 10 entidades del país.
Por último podemos señalar que la recuperación del empleo no ha sido generalizada y al mes de enero se configura un escenario base con un mayor deterioro del empleo formal, es este sentido, es fundamental tomar en cuenta tres aspectos relevantes: 1) la recuperación del empleo no solo pasa por generar nuevos puestos de trabajo, sino también en la capacidad de generar empleos de calidad; 2) en el corto plazo, la recuperación del empleo estará ligada al avance en la vacunación para superar la pandemia; si el avance es lento, el deterioro del mercado de trabajo puede continuar, por lo que es prioritario invertir todos los recursos económicos y logísticos para avanzar al mayor ritmo posible, y de esa forma evitar un mayor deterioro del mercado laboral, y 3) en el mediano y largo plazo la inversión será determinante para poder recuperar el empleo. En este sentido, generar condiciones de certidumbre a la inversión será esencial.
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