Por primera vez, el Museo Nacional de China, en Beijing, presentó una muestra mexicana. Se trató de Mayas, el lenguaje de la belleza, una cuidadosa selección de 238 piezas arqueológicas de diversos estilos y temporalidades que fue visitada por 134,629 personas.
La muestra, inaugurada por los presidentes de México, Enrique Peña Nieto, y de la República Popular China, Xi Jinping, el pasado 13 de noviembre, en el marco de su visita de Estado a aquella nación, permitió a los visitantes acercarse al legado cultural y artístico de esta antigua civilización, a través de dicha colección de objetos que dan cuenta de más de mil 200 años de historia.
La presentación de Mayas, el lenguaje de la belleza constituyó un evento de gran relevancia para el intercambio cultural entre ambas naciones, y dio oportunidad al público chino de admirar la vasta colección de arte escultórico y cerámico proveniente de más de 20 museos de los cinco estados de México con presencia maya: Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo.
Precedida del gran interés que los antiguos mayas han despertado en el país asiático, dado sus avanzados conocimientos astronómicos y de matemáticas, la exposición ofreció una nueva perspectiva sobre esta cultural ancestral, que desarrolló objetos de singular belleza a partir de técnicas que van desde la talla en piedra, concha y jadeíta, hasta el moldeado en cerámica.
La muestra fue resultado de la colaboración entre el museo asiático, la Secretaría de Relaciones Exteriores a través de la Embajada de México en China, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y los ministerios de Relaciones Exteriores y de Cultura de China.
La exposición internacional, que culminó el día 8 del presente mes, tuvo como eje temático el cuerpo humano, reflejando la manera como los mayas hicieron de sí mismos un lienzo en el que plasmaron su concepto de belleza a través de escarificaciones, tatuajes, pintura y ornatos.
Dividida en cuatro apartados: El cuerpo como lienzo, El cuerpo revestido, La contraparte animal y Los cuerpos de la divinidad, la muestra exhibió las profundas conexiones entre el cuerpo humano, la religiosidad y la cosmogonía de una de las civilizaciones más extraordinarias que ha pervivido miles de años.
Asimismo, destacó la importancia que los mayas daban a su contraparte animal, a las representaciones de seres que, de acuerdo con su cosmovisión, acompañaban al hombre desde su nacimiento.
Collares, pectorales, piezas de jade, máscaras y otros objetos rituales creados hacia el año 500 antes de Cristo, hasta aquellos elaborados hacia el 1550 de nuestra era, son muestra de la elaborada y suntuosa ornamentación maya, que también era signo de su jerarquía social.
En la sección El cuerpo como lienzo, se abordó el interés de esta civilización por aplicarse pintura en la piel, y realizarse cicatrices y tatuajes como expresiones visibles de identidad cultural o pertenencia social. Entre las modificaciones permanentes que llegaron a adquirir especial importancia se encuentran la escarificación facial y los ornamentos dentales, así como la modificación artificial de la forma de la cabeza, el estrabismo y las perforaciones para alojar orejeras, bezotes y narigueras.
En El cuerpo revestido, se pudo observar cómo los mayas señalaban a través de la vestimenta la condición social del individuo. La nobleza, por ejemplo, usaba elaboradas prendas con accesorios como cinturones, collares, tocados y pectorales cuajados de pedrería y plumaria, como se advierte en la Estela con gobernante, cuya figura porta una especie de bastón con tres elementos en su mano izquierda, y en la derecha el glifo del Dios K. Estos objetos son testimonio del alto rango militar, político, económico y religioso de este personaje.
La contraparte animal mostró las representaciones naturalistas de la fauna y las imágenes de seres sobrenaturales (humanos con atributos animales y viceversa), o fantásticos (resultado de la unión de dos o más animales). Destacaron en esta sección silbatos en forma de ave; ollas, pipas, vasijas y figurillas con efigie de mono, y un hacha ceremonial con la imagen de un jaguar, entre otros objetos.
Finalmente, Los cuerpos de la divinidad dio cuenta de las múltiples deidades y entidades sagradas de muy diversa naturaleza veneradas por los mayas, que podían encarnar los poderes más grandes o ser guardianes de diminutas plantas. Sus representaciones incluyen características humanas con elementos animales, vegetales y otros imaginados. Ejemplo de ello son las máscaras funerarias, que elevaban a los gobernantes a una condición sagrada, así como vasijas, platos, esculturas y mascarones con la representación de diversos dioses.
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