Notas

Indocumentados

 

El 12 de octubre pasado vecinos poblanos, del municipio de Lara Grajales, localizado a 50 kilómetros de la ciudad capital, en acción espontánea, rescataron a 34 indocumentados centro-americanos, retenidos por traficantes y policías. Se trató de una acción espontánea, dije. Fue motivada por la indignación de los ciudadanos ante los abusos contra seres humanos (¿y sus derechos?) que viajan en busca de respuesta a una existencia precaria.

Estaban retenidos por cuatro delincuentes. Con la complicidad de cinco policías municipales, según dijo Mario Montero, secretario de Gobernación del estado. Algunos de los inmigrantes intentaron escapar y la policía actuó para detenerlos. Se dieron cuenta varias personas y se desató la violenta reacción ciudadana.

Dos camionetas y dos motocicletas de la policía fueron quemadas, durante el rescate. El ayuntamiento apedreado.

Al redactarse esta nota estaban bajo custodia veintiún indocumentados y los cuatro traficantes de personas: dos hombres y dos mujeres. Los policías, identificados, huyeron del pueblo durante los hechos. Cinco ciudadanos que participaron en el enfrentamiento fueron detenidos. Según Mario Montero serían eximidos de responsabilidad.

México es zona de paso de inmigrantes con rumbo a Estados Unidos. De enero a junio del año en curso, fueron repatriados 43.975. En 2007 fueron interceptados, en la frontera sur, 120.000; 114.000 procedentes de América Central.

Hace algunas semanas, agentes policiales de Agua Dulce, Veracruz, asesinaron a tres indocumentados. Las autoridades ministeriales, con oportunidad, detuvieron y consignaron a los responsables. Ahora lugareños de Lara, llegaron con oportunidad en auxilio de las víctimas. 

Con relación a estos hechos, el ameritado maestro Jorge A. Bustamante, experto en inmigrantes, escribe: “…lograron escapar dos de ellos, desnudos, corrieron hacia la plaza del pueblo donde fueron socorridos por los transeúntes, quienes vieron cómo uno de los captores agredía a uno de los secuestrados en fuga. Enterados que fueron del abuso de los policías, reaccionaron llenos de ira contra ellos, quemándoles una patrulla y dos motocicletas. Los policías tuvieron que guarecerse en el palacio municipal ante la ira de los vecinos, por lo abusos cometidos contra los indefensos migrantes… 

“Cuando los indocumentados iban ocultos en el tren procedente de Tierra Blanca, Veracruz, subieron dos policías municipales y los hicieron descender a punta de pistola. Luego fueron trasladados a una casa, a dos cuadras del ayuntamiento. Ahí fueron obligados a golpes a proporcionar los teléfonos de sus familiares en sus países de origen. Dos de los rehenes se resistieron y fueron torturados para obtener esa información. A uno le quemaron el estómago y a otro le apuñalaron las manos. A los demás los golpearon en las costillas y en los testículos. Los que finalmente accedieron fueron puestos al teléfono con sus familiares a los que los secuestradores les hicieron pedir 3 mil 500 dólares, a cada uno, como rescate para dejarlos en libertad”.

¿Es esta una historia de terror vivida por indocumentados mexicanos en Arizona? No, es el relato de hechos inhumanos perpetrados por miserables contra personas, hombres, mujeres, niños, que cruzan nuestro territorio en busca de respuesta de trabajo para alcanzar una vida digna. Algo parecido ocurre a nuestros paisanos que van tras la realización de un sueño a Estados Unidos. Y, por supuesto, nos indigna el abuso que en contra de ellos ejerce la “Border Patrol”. ¿O no?

 

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