POR: Rafael Cienfuegos Calderón
El próximo Presidente de la República debe contar con una estrategia integral (de política exterior) para no repetir los mismos errores de la administración actual como responder tardíamente a las agresiones y actitudes racistas, arbitrarias y autoritarias de Donald Trump, cuyas políticas tienen todas las características de un gobierno fascista al que no le importa violentar los derechos humanos.
Aunque Trump haya decidido dar marcha atrás a la aplicación del decreto de Tolerancia Cero contra migrantes ilegales operado desde abril pasado y que separó a padres e hijos, para académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el daño (sicológico y físico) está hecho entre los dos mil 342 niños que del 5 de mayo al 9 de junio, según cifras oficiales, han sido confinados al encierro en bodegas y/o jaulas metálicas.
Hay que tener presente que esta acción (la retractación) no ocurre porque el mandatario estadounidense sea humanitario, sino porque es completamente pragmático y valoró el costo político, expuso Martín Íñiguez Ramos, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
El riesgo es el retorno a gobiernos autoritarios, totalitarios, autócratas, nacionalistas, y éste no es el único caso en el mundo. “Se ha regresado a situaciones que creíamos ya eran historia”. La administración Trump tiene todas las características de un gobierno fascista, al que no le importa violentar los derechos humanos, subrayó.
Para Mónica Verea, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, la medida que puso en marcha como programa piloto: sacrificar familias por votos para saber qué tanto beneficio le traería, la frenó Trump al ver que el resultado no era favorable para el proceso electoral de noviembre próximo en el que es probable que el Partido Republicano pierda las dos cámaras.
Ante ello se han intensificado las presiones al interior del Partido Republicano, con posibles secuelas irreversibles en las elecciones de medio término y si no tuviera consecuencias políticas no se echaría para atrás, precisó.
En su opinión, la actitud de Trump se entiende porque es racista y lo que evidenció la tragedia humanitaria que provocó esa política desalmada, es que sin duda han salido del clóset los racistas, que ahora tienen mucho más voluntad de hacerse presentes.
Íñiguez Ramos y Verea coincidieron en que la postura pública del gobierno de México fue tardía, como siempre, en un lugar como la frontera, en donde desde hace tiempo hay una situación evidentemente álgida.
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