Barack H. Obama, de raza negra, fue electo Presidente de Estados Unidos, el 4 de noviembre del 2008. Su origen racial convierte el suceso en un pasaje histórico para ese país y para el mundo. 50 años atrás los negros en ese país no podían viajar en el mismo autobús de pasajeros que usaban los blancos. Ahora, un negro gobernará la potencia más importante del mundo. El otro hecho histórico es lo carismático y la atracción popular enorme que irradió Obama para que la ciudadanía acudiera a las urnas en cifras nunca vistas.
Su primera aparición en público, como Presidente electo, pareció el final feliz de una película hollywoodense, pues en el estrado vibraba Barack Obama y otras personalidades de color blanco y negro, tomados de la mano simbolizando la hermandad. Este halo fraternal lleva a la interrogación sobre la condición humana y las posibles fricciones y revanchas entre los sectores blancos y negros, el interrogante mayor se da sobre los grupos racistas. Y no se puede olvidar que la liberación de la esclavitud, por Abraham Lincoln, aparecieron grupos violentos y sanguinarios de confrontación entre negros y blancos. El futuro no se puede predecir.
Junto a Estados Unidos está México. Es su principal socio comercial, lo es como maquilador, como importador, como exportador; y lo es incluso con el mayor número de inmigrantes latinoamericanos en esa nación. Y superada la emoción electoral, debe advertirse, que, como candidato, Barack nunca habló de los inmigrantes; incluso en las sesiones de trabajo sobre política exterior, tampoco se habló de México.
Duele y ofende la figura de que a México lo vean como el traspatio de los Estados Unidos. Por ahora, no hay certeza de una buena relación con el nuevo gobierno. Y en política las coincidencias no existen, todo tiene una causa o una razón de ser. Y extrañamente el gobierno de Felipe Calderón sólo recibió, y se reunió, con el candidato republicano, John McCain. Refleja un mal trabajo de la Cancillería, con Patricia Espinosa y del embajador de México en ese país, Arturo Sarukán.
Ya el Presidente Calderón envió una felicitación al triunfador y le extendió la invitación para que venga a México. También hay que darle tiempo al tiempo. Sin embargo, no se debe olvidar que el mandatario mexicano no ha viajado a Washington a reunirse con el mandatario de aquel país. Ya son dos años de su gobierno. Quizás lo haga con Obama.
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