Al principio parecía un chiste o cotorreo de parte de algunos senadores panistas que exigían al Ejecutivo Federal a que, en 30 días, esclareciera en dónde había quedado o cómo le hicieron para desaparecer una isla ubicada en el Golfo de México.
Pero no, de ninguna manera es de risa o broma, realmente se referían a la Isla Bermeja, cuya ubicación estaba comprendida en la latitud 22° 33´ Norte y longitud 91° 22´Oeste y que figuraba en los mapas nacionales e internacionales desde el siglo XVI como parte del estado de Yucatán y que, sin embargo, a partir de los años cuarentas ya no fue tomada en cuenta como territorio nacional y actualmene, físicamente no se encuentra y/o se oculta su información por diferentes autoridades y entidades gubernamentales.
Los legisladores azules Luis Alberto Coppola Joffroy, Humberto Andrade Quezada, Sebastián Calderón Centeno, Juan Bueno Torio, Felipe González González y Jaime Rafael Díaz Ochoa, consideran que “existen sospechas sobradas de que la inmersión (de la isla) fue provocado por la influencia del hombre”.
Al detallar su demanda de información al gobierno federal a la que, más pronto que ya, se sumaron los diputados Jorge Nordhausen del PAN, Carlos Zataraín González del PRI y de Convergencia,José Manuel del Río, los senadores destacaron que la isla sospechosamente desaparecida, constituía el punto de refencia que definía los límites del mar teritorial mexicano y que, al no aparecer, cuando se discutió y aprobó el tratado para la explotación de los yacimientos de petróleo en el Golfo de México, con el ex presidente Ernesto Zedillo, se perdieron derechos sobre un área marítima con 22 mil 500 millones de barriles de petróleo.
De manera coincidente, senadores y diputados, advirtieron que no quitarán el dedo del renglón porque queremos saber qué pasó; que nos digan porqué ya no existe más y si se trataba de una sola isla o de un conjunto de cayos. Si hubo un “rasurado”, o cualquier otra cosa que haya pasado, debió ser con el consentimiento de las autoridades del más alto nivel. Se tendrá que saber quién o quiénes son los responsables y sancionarlos.
En el punto de acuerdo publicado en la Gaceta del Senado, los representantes populares manifiestan que el 5 de septiembre de 1997, el buque Onjuku de la Armada de México, inspeccionó el lugar y en su informe, el contralmirante Ernesto Yee Amador, responsable de la misión afirmó: no habiéndose encontrado el supuesto islote Bermeja, se efectuó en el área un patrón de búsqueda de 322.5 millas náuticas cuadradas con un barrido hidroacústico, con resultados negativos.
Sin embargo, casualmente apareció la Isla Bermeja en una guía turística de Estados Unidos que se encuentra en alguns páginas de internet, con datos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Es de llamar la atención que a 12 años de que el senador José Angel Conchello denunciara que no había isla, falleciera dos años despúes en extraño accidente y ahora, senadores también panistas, retoman el asunto recién aprobada la reforma petrolera que niega la participación de la iniciativa privada en la extracción del petróleo en aguas profundas.
Pero mientras son peras o manzanas, la exigencia senatorial y diputadil, no es cualquier cosa ni merece el desdén o el clásico carpetazo.
Le quedan dos años a México para presentar un acuerdo en la Convención del Mar de la ONU y poder recorrer su frontera marítima más al norte y recuperar una mayor parte del llamado “Hoyo de Dona” frente al apetito energético de los norteamericanos que, dadas las condiciones recesivas que enfrenta,es capaz no sólo de usar el popote, sino la manguera para chuparse el crudo que es nuestro y que, como dicen los senadores, la desaparición de Isla Bermeja tiene un responsable al que hay que aplicarle todo el peso de la ley.
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