Si el tenebroso Yunque, encabezado por Vicente Fox y Manuel Espino, hacían la guerra a Juan Camilo Mouriño, al nuevo secretario de Gobernación -Francisco Gómez Mont- corresponde desbaratar las mezquindades y ruindades denunciadas por el Presidente Felipe Calderón.
El Primer Mandatario reveló que paralizan a su partido pleitos y envidias, alejándolo de los ciudadanos con la consecuente pérdida de elecciones. Los panistas asistentes al homenaje póstumo de Mouriño entendieron el mensaje con dedicatoria a la corriente radical del Yunque.
Fue significativa la ausencia de Fox y Espino en el acto panista del domingo pasado, lo cual marca distancia entre el foxismo y el régimen de Calderón, un alivio para gente de dentro y fuera del PAN.
Encontrándose en su fastuoso rancho de San Cristóbal, un reportero preguntó al ex presidente por qué no fue al evento en honor de Mouriño y contestó en su estilo altanero: «¿No ven que aquí estoy?».
En ese rancho organiza Fox la corriente ultraderechista que sueña imponer en América Latina, sin calcular la salida del poder de quien lo metió en cruzada tan nefasta, George W. Rush.
Visiblemente abatido por el deceso de su amigo, Felipe Calderón conminó a sus compañeros de partido a dejar atrás la pereza, la ambición y la envidia que tanto sufrió Mouriño, a fin de «seguir luchando contra los enemigos de México».
Es entendible que Calderón considere a López Obrador y seguidores como adversarios políticos, pero sus reales enemigos y de la nación están en el interior del PAN y quedó demostrado en el desdén manifiesto a la memoria de Mouriño.
Convencer a incondicionales de Fox y Espino a sumarse a la corriente calderonista está en chino, dado que ambos desean retornar al poder. Pero el foxismo está en vías de extinción para salud de la república y Espino, quien ha aspirado a ser candidato presidencial niega que el Yunque sea enemigo del PAN. «Lo es el narcotráfico», dijo.
Y como lo advierte el jefe del Ejecutivo, Acción Nacional continúa perdiendo elecciones. Cierto. En las recientes de Guerrero, Coahuila e Hidalgo fue barrido por el PRI e incluso quedó abajo del PRD.
En Coahuila, el priísmo hizo carro completo al imponerse en los 40 Distritos Electorales. Para la causa blanquiazul, ese revés de cero ganancias fue devastador.
El domingo pasado, en Hidalgo, el PRI ganó 53 de 84 presidencias municipales 16 por sí mismo y 37 en coalición con Nueva Alianza. Causó decepción que el Revolucionario Institucional se hubiese aliado con el partido de Elba Esther Gordillo, la más grande traidora de la organización tricolor.
El priísmo seguirá gobernando Pachuca y alcaldías importantes como las de Tulancingo y Atotonilco el Grande.
El PAN sólo obtuvo 9 municipios pese a que el PRD fue el gran derrotado al perder más de la mitad de los municipios que gobernaba, quedándose con 16.
De seguir la actual tendencia, el PAN está en peligro de sufrir peores descalabros en las elecciones del año próximo. No ganará la mayoría de diputaciones federales y podría obtener menos de las que ahora tiene en la Cámara de San Lázaro.
Se esmera el Presidente Felipe Calderón por convencer al electorado, pero tiene demasiados fierros en la lumbre, como decían los viejos políticos: Pobreza, carestía y desempleo cada día más agudos, miles de homicidios causados por la poderosa delincuencia organizada y onerosos aumentos a gasolina y electricidad.
Y si el propio Primer Mandatario menciona mezquindades y ruindades al interior del PAN, no va a ser el soberbio dirigente de ese partido, Germán Martínez, quien ponga remedio a tan crítica situación.
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